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Review: Deadly Creatures. Que repelús

Deadly Creatures es una rara avis dentro del catálogo de la Wii.
El juego programado por THQ llega a dar grima.
Mucha grima.
Si os dan asco los bichos, los insectos, los reptiles… ni os acerquéis a este juego.
Aquí no hay arañitas con cara sonriente, sino espeluznantes criaturas que reptan bajo tierra.

En una consola dominada por los juegos casuales repletos de muñequitos graciosos, Deadly Creatures destaca tanto como su perfil más hardcore como por un acabado que busca especialmente este repelús.
Pero precisamente por eso, ha sido acogido con cierta expectación, pues la Wii anda escasa en juegos de este tipo.

En Deadly Creatures manejamos a dos bichejos: una sibilina tarántula y un peligroso escorpión.
Los dos viven en una zona desértica de los EEUU, poblado por otra cantidad de insectos y reptiles que conforman un ecosistema típico.
No obstante, algo viene a turbar el discurrir habitual de la vida por allí.
Dos humanos andan buscando algo, y están revolucionando el habitat de los bichos.
La trama humana, en todo caso, nos interesa más a nosotros como jugador: durante el 90% del juego, la acciones de los bichos que controlamos estarán dedicadas a lo que le importa a la criatura: sobrevivir y eliminar a sus enemigos.
Básicamente el juego consta en explorar diferentes zonas, comiéndonos repulsivas larvas y grillos para desbloquear ataques y contenidos.
A lo largo de nuestra exploración, nos encontraremos con otras criaturas que lucharán con nosotros por defender su territorio: avispas, serpientes, lagartos, escarabajos, mantis… serán nuestros enemigos en la lucha por la supervivencia.
Para derrotarlas tenemos diferentes ataques, que activamos con una combinación de botones y movimientos del mando de la Wii, estando estos movimientos relacionados con el ataque en cuestión.
Por ejemplo, para usar el aguijón del escorpión, debemos hacer un barrido vertical con el Wiimote.
Según vayamos progresando en el juego, adquiriremos más movimientos, cada vez más letales, así como nuevas formas de desplazamiento.
El escorpión aprenderá a cavar, la araña a ir de tela en tela…Tras el salto nuestras conclusiones, videos y una galería de fotos.
Lo realmente interesante de la parte de exploración es ver como la presencia humana, aunque indirecta, se hace notar en el habitat de las criaturas.
Una muñeca rota se convierte en la guarida de dos arañas, que salen por su ojo roto.
Un bote viejo o unas ruedas de bicicletas se convierten en enormes colinas por las que debemos de evolucionar.
La sensación de inmersión en el mundo animal es notable, sacando mucho partido a las posibilidades de la Wii tanto gráfica como auditivamente y capturando lo fascinante de un mundo que se encuentra bajo nuestros mismos pies y al que rara vez prestamos atención, mientras se desarrollan a diario brutales luchas entre la vida y la muerte.
Esto es especialmente cierto en las fases protagonizadas por la araña, donde se puede viajar verticalmente, bocabajo, e ir pegando saltos de telaraña en telaraña.
La supuesta trama del juego, con dos tipos desenterrando un viejo ataúd para buscar un tesoro, es poco intrusiva, no condicionando nuestro juego hasta el final.
Es otro punto a favor del juego, otra apuesta arriesgada de THQ.
El juego está completamente impregnado de una visión darvinista de la vida que provoca que conceptos como la cadena alimenticia y la supervivencia del más fuerte condicionen toda la experiencia, y nos recuerda que, humanos aparte, así es como funciona la naturaleza.
Los combates suelen venir cuando invadimos territorios ajenos al nuestro y otros animales responden a la amenaza que somos nosotros.
Uniendo esto a la fuerte atmósfera del juego, a veces parece que estamos viendo un documental de La 2.
Como no son todo buenas noticias, podemos ponerle varias pegas a Deadly Creatures.
Una es que, en ocasiones, no hay más aliciente para la exploración que nuestra propia curiosidad.
Si bien recolectar larvas y grillos aumenta nuestras prestaciones, no hubiera estado mal algún otro tipo de aliciente para animarnos a buscar esos caminos paralelos.
Aún así, uno se pica por mera curiosidad, lo que denota una buen labor en cuanto a diseño de nivel se refiere.
Por otro lado, la alternancia entre los dos insectos es una espada de doble filo: aumenta la variedad del juego, pero evita que nos llegamos a sentir cómodo con ninguno de los dos, ya que es complicado acordarse de todos los movimientos de ataque de uno y otro bicho.
Recomendamos hacer pausa y consultar la ayuda del juego al comenzar cada misión.
La última de mis quejas viene en torno a alguna ocasión, muy contadas, eso sí, en que las cámaras no reaccionan como debían y no terminamos bien de enterarnos.
Deadly Creatures apuesta por ofrecer una experiencia poco usual en los juegos, y en ese aspecto, sale triunfante.
A nivel meramente lúdico, es ciertamente entretenido, si bien no va a ser de gusto de muchos usuarios de Wii a los que esta temática va a echar para atrás.
Pero tiene algo.
Algo que invita, sobre todo, a seguir explorando y a jugar otro rato más a ver que sorpresas te encuentras en la próxima fase y a ver que bicharraco te puedes cargar.
Y de eso se trata, al fin y al cabo.
Deadly Creatures para Wii

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