El maestro William Christie y la Orquestra Barroca del Liceu deslumbran al público con una producción innovadora.
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El Teatro Liceu de Barcelona se convirtió en el epicentro de la música barroca con el estreno de Giulio Cesare, una de las obras más emblemáticas de Georg Friedrich Händel. La producción, dirigida por el aclamado maestro William Christie, marcó un hito en la historia del coliseo, al presentar una orquesta compuesta por instrumentos de época, lo que añadió una dimensión única a la interpretación.
Una orquesta de época que sorprende
La Orquestra Barroca del Liceu, formada por una treintena de músicos, ofreció una actuación que dejó al público maravillado. Valentí Oviedo, director general del Liceu, destacó la dedicación y el entusiasmo de los músicos, muchos de los cuales se adentraron por primera vez en el uso de instrumentos históricos.
Este enfoque no solo revitaliza la obra, sino que también demuestra la buena salud de la música barroca en la actualidad.
Un elenco estelar en el escenario
El contratenor Xavier Sabata asumió el papel de Julio César, mientras que la soprano Julie Fuchs deslumbró como Cleopatra. La química entre ambos artistas fue palpable, transformando la narrativa de la ópera en una experiencia sensual y cautivadora. La dirección de Calixto Bieito aportó un enfoque contemporáneo, logrando que la historia de venganza y poder resonara con el público moderno.
Un montaje visualmente impactante
La escenografía, diseñada por Bieito, utilizó una gran caja que servía tanto de escenario como de proyector de imágenes, creando un ambiente visualmente atractivo. A pesar de la duración de casi cuatro horas, la atención del público se mantuvo intacta, gracias a la combinación de música, actuación y elementos visuales que enriquecieron la experiencia. La obra culminó en una ovación de pie, reflejando el éxito rotundo de esta producción.
Además, el Liceu complementó la experiencia operística con una exposición en el Saló dels Miralls, donde el artista Sergio Roger presentó El sueño de las báquides, una serie de esculturas textiles que reinterpretan la antigüedad clásica. Esta fusión de arte y música subraya el compromiso del Liceu con la innovación y la cultura contemporánea.
En resumen, el estreno de Giulio Cesare en el Liceu no solo celebró la obra maestra de Händel, sino que también destacó el talento de un elenco excepcional y la visión creativa de un equipo artístico comprometido con la excelencia. La noche fue un testimonio del poder de la ópera para emocionar y conectar con el público, asegurando que esta producción será recordada como un momento clave en la historia del teatro lírico en Barcelona.
