Las negociaciones con el Gobierno asturiano generan descontento entre los docentes a pesar del preacuerdo alcanzado.

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La situación educativa en Asturias alcanza un punto crítico. Después de más de siete horas de tensas negociaciones, los docentes han llegado a un preacuerdo con el Gobierno del Principado. La jornada comenzó con la resaca de una manifestación masiva que reunió a unas 15.000 personas en Oviedo, clamando por mejoras en la educación pública.
El Gobierno de Adrián Barbón se enfrenta a un creciente descontento entre los profesionales de la enseñanza.
Las protestas que marcan la jornada
A las 10:30 de la mañana, decenas de docentes se agolpaban en las puertas del edificio donde se llevaban a cabo las negociaciones.
Sus gritos resonaban: «¡no nos vale!» y «¡manos arriba, esto es un atraco!». Este clamor deja claro que, aunque se ha llegado a un acuerdo, el ambiente está cargado de desconfianza y descontento. La sensación de «cierre en falso» predomina, según fuentes cercanas a los profesores.
Un preacuerdo que deja más preguntas que respuestas
El acuerdo preliminar incluye un aumento salarial de 140 euros mensuales y la incorporación de 300 especialistas y 30 administrativos en los próximos tres años. Sin embargo, los docentes siguen exigiendo más. “Hoy entrábamos en la reunión con la esperanza de que se alcanzaran los puntos en común”, decía Rodrigo Sánchez, portavoz de Anpe. La huelga ya ha alcanzado su novena jornada, con un 26,24% de profesores de infantil y primaria apoyando las movilizaciones.
La falta de soluciones tangibles
Las demandas son claras: mejoras salariales, aumentos en las plantillas, más especialistas y personal administrativo. Aunque el preacuerdo ha sido alcanzado, la tensión se mantiene. Desde el inicio del movimiento, los docentes han manifestado su frustración ante lo que consideran una falta de diálogo por parte del Gobierno. “Tienen que ponernos soluciones reales sobre la mesa”, insistía Sánchez.
El tira y afloja con el Gobierno
La situación se complica para el Gobierno de Barbón. Más de 85 directores de colegios e institutos presentaron su dimisión colectiva, denunciando un bloqueo institucional. La vicepresidenta del Principado, Gimena Llamedo, se ha visto obligada a tomar las riendas de las negociaciones tras la dimisión de la consejera de Educación, Lydia Espina, quien alegó un desgaste emocional.
Un contexto de insatisfacción generalizada
Las protestas no solo se limitan a los docentes de la educación pública. Los trabajadores de la educación concertada y los docentes de 0 a 3 años han comenzado a unirse a las movilizaciones, elevando la presión sobre el Gobierno. “Esto solo es el comienzo”, advierten los manifestantes, que ya han programado nuevas protestas para el mes en curso.
Las consecuencias de la falta de diálogo
El clima de descontento se agrava. La dimisión de la consejera de Educación es solo la primera consecuencia visible. La falta de respuestas claras y la sensación de ser ignorados han llevado a los trabajadores a una encrucijada. Mientras tanto, el Gobierno enfrenta no solo la presión de los docentes, sino también de otros sectores, como el de Derechos Sociales, que han comenzado sus propias movilizaciones.
Un futuro incierto
Los docentes asturianos se encuentran en un punto de inflexión. El preacuerdo alcanzado es un pequeño avance, pero la sombra de la insatisfacción persiste. ¿Logrará el Gobierno dar respuesta a las demandas de los docentes? La respuesta será clave para el futuro de la educación en la región. Las próximas semanas serán decisivas.