La muerte de José Enrique Serrano marca el fin de una era en el socialismo español.
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Este martes, Madrid se despide de José Enrique Serrano, un peso pesado del socialismo español, quien falleció a los 75 años. Su carrera fue un reflejo de la historia reciente del país, ocupando el cargo de jefe de gabinete bajo dos presidentes del PSOE: Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero.
Un hombre que, aunque se alejó de la política activa, siempre será recordado por su profunda influencia y su capacidad de negociación en tiempos convulsos.
Un camino de servicio al PSOE
La trayectoria de Serrano en el PSOE comenzó en 1987, cuando Narcís Serra lo nombró director general de Personal.
Desde entonces, su ascenso fue meteórico. Se convirtió en vicesecretario general y en director de gabinete entre 1995 y 1996, en los momentos más difíciles del gobierno de González. Fue una época de tensiones políticas, donde su capacidad para mediar y negociar se convirtió en un activo invaluable. Tras la derrota de González, continuó su labor en el partido, ocupando el mismo cargo durante la dirección de Joaquín Almunia.
El consolidado jefe de gabinete de Zapatero
En 2004, Serrano fue elegido como el único candidato posible para el puesto de jefe de gabinete de Zapatero. Esta designación no fue casual: su experiencia y su conocimiento del PSOE le otorgaron un lugar privilegiado en la historia del partido. Se convirtió en la única persona en la democracia española que ocupó este cargo bajo dos presidentes diferentes. Su estilo conciliador era un soplo de aire fresco en un panorama político cada vez más polarizado.
Un legado en tiempos de cambio
Con la llegada de Mariano Rajoy al poder, Serrano se convirtió en diputado y presenció el desmoronamiento del bipartidismo, el auge de Podemos y la fragmentación política. A pesar de su salida de la primera línea, su figura seguía siendo un símbolo de estabilidad y sensatez en un PSOE que lidiaba con nuevos desafíos. El partido lo recordó con cariño: «Este país siempre estará en deuda con José Enrique Serrano», subrayaron sus compañeros.
La esencia de un hombre de Estado
Considerado por muchos como el epítome de un «hombre de Estado», Serrano se destacó por su visión institucional. Su capacidad de construir puentes y mantener relaciones cordiales, incluso con adversarios políticos, era una rareza en un clima de tensiones constantes entre el PP y el PSOE. Fue el encargado de facilitar el traspaso de poder tras la victoria de José María Aznar, un momento crítico en la historia política de España.
Influencia que trasciende generaciones
Colaborador cercano de figuras como Alfredo Pérez Rubalcaba, su influencia se extendió incluso a la etapa de Pedro Sánchez. En 2016, fue parte de la comisión negociadora para explorar un pacto con Podemos y Ciudadanos, una tarea que reflejó su compromiso con el diálogo y el consenso. A pesar de que ese intento no prosperó, su legado perdura en la forma en que las generaciones actuales de políticos se enfrentan a los desafíos contemporáneos.
Un adiós silencioso
José Enrique Serrano se retiró de la política en 2019, sin hacer ruido, como había vivido gran parte de su carrera. Su muerte deja un vacío en el socialismo español y una reflexión sobre el valor del diálogo y la negociación en tiempos de divisiones. Un adiós que resuena en los pasillos del PSOE y en la memoria de quienes valoraron su trabajo y dedicación a España.
