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Descubre los fascinantes orígenes fenicios de Sevilla en Ispal

Un recorrido por los orígenes fenicios de Sevilla, desde Ispal hasta su desarrollo como emporio comercial.

Mucho antes de que Julio César trazara sus murallas y San Fernando entrara a caballo en la ciudad, Sevilla ya era un núcleo vibrante en el mapa comercial del Mediterráneo. Su historia se remonta al siglo VIII a.C., cuando los fenicios, hábiles navegantes y comerciantes, llegaron a estas tierras y fundaron Ispal.

Este asentamiento primitivo fue clave para el comercio, conectando culturas y productos en un punto estratégico de la península ibérica.

Los fenicios y su llegada a Ispal

Los fenicios, provenientes de la actual costa del Líbano, establecieron una vasta red comercial por el Mediterráneo.

Buscando metales preciosos, encontraron en la costa atlántica de la Península un lugar fértil en recursos. Fundaron Gadir, lo que hoy conocemos como Cádiz, y ascendieron por un antiguo lago marino hasta ubicar Ispal, en una elevación que les permitiría controlar el tráfico fluvial. Este espacio no era una ciudad en el sentido moderno, sino un emporio donde se realizaban intercambios entre indígenas y comerciantes orientales.

Un entorno cambiante y estratégico

Para entender la Sevilla de aquel entonces, es crucial imaginar un paisaje radicalmente diferente. En el primer milenio a.C., el bajo Guadalquivir no desembocaba donde lo hace hoy, sino en una gran ensenada conocida como Lacus Ligustinus, que se adentraba en lo que hoy es Sevilla. Este brazo de mar interior era una vía de acceso ideal para barcos de gran calado, como lo relató Estrabón en su obra geográfica. Ispal no solo era un punto de intercambio, sino un cruce entre culturas, donde la diversidad florecía.

Descubrimientos arqueológicos en el corazón de Sevilla

Recientes excavaciones han comenzado a desvelar los secretos de esta antigua ciudad. En el subsuelo del Alcázar, el arqueólogo Miguel Ángel Tabales encontró restos que datan del siglo VIII a.C., evidencias de la ocupación fenicia. Las cerámicas de importación y los restos de múrex revelan la conexión con el comercio marítimo. Sevilla, rodeada de pantanos y con acceso al mar, era un lugar donde se cruzaban las rutas comerciales de diversas civilizaciones.

Ispal: el nacimiento de una ciudad

Ispal se erigía sobre un promontorio natural, un observatorio perfecto para los comerciantes. Aunque no se trataba de una ciudad en el sentido moderno, sí era un punto de referencia donde se producían intercambios de productos como púrpura, vino y aceites, a cambio de metales y productos agrícolas. La cercanía al Guadalquivir fue determinante para su desarrollo, convirtiendo a Ispal en un emporio que conectaba el corazón de Tartessos con el resto del Mediterráneo.

El legado fenicio en Sevilla

A medida que los fenicios se establecieron, comenzaron a rendir culto a sus dioses, como Melkart y Astarté, quienes también dejaron su huella en esta nueva tierra. La influencia fenicia se extendió, creando un mosaico cultural que perduraría a lo largo de los siglos. Este cruce de caminos entre culturas se transformó en la base de lo que hoy conocemos como Sevilla, una ciudad que sigue siendo un punto de encuentro de diversas tradiciones.

Reflexiones sobre el pasado y el futuro

Hoy, es difícil imaginar aquella Sevilla primitiva, un lugar de intercambios y comercio en medio de marismas. Sin embargo, la arqueología continúa revelando pistas sobre su rica historia. A medida que se profundiza en los restos de Ispal, queda claro que Sevilla nació mucho antes de Roma, gracias a quienes cruzaron mares buscando nuevas oportunidades. La historia de Ispal es solo el comienzo de una ciudad que ha sabido reinventarse a lo largo del tiempo, manteniendo viva su esencia de intercambio y diversidad.


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