Una grabación reciente expone que el Hospital de Torrejón está rechazando pacientes con el fin de incrementar sus ingresos.
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El Hospital Universitario de Torrejón, que opera bajo un modelo de gestión privatizada, se encuentra en el centro de una controversia tras la difusión de grabaciones que revelan una política de rechazo de pacientes. El CEO del grupo Ribera, encargado de su administración, ha sugerido que se evite la reducción de listas de espera con el objetivo de incrementar los beneficios económicos de la institución.
Esta situación plantea serias preocupaciones sobre el equilibrio entre la rentabilidad y la atención al paciente.
La grabación y sus implicaciones
Recientemente, el diario El País publicó extractos de una reunión interna donde Pablo Gallart, CEO de Ribera Salud, delineó estrategias para alcanzar un EBITDA de entre cuatro y cinco millones de euros.
En la grabación, Gallart indica que los esfuerzos deben concentrarse en no disminuir las listas de espera, lo que sugiere que la atención al paciente es secundaria en su modelo de negocio. Este enfoque se discute en un contexto donde la salud pública debería ser la prioridad.
Directrices para el aumento de ingresos
En su intervención, Gallart expresa la necesidad de “desandar el camino” en relación a los esfuerzos previos para reducir listas de espera en 2025. La lógica detrás de sus declaraciones implica que, al mantener las listas de espera altas, la actividad quirúrgica puede ser controlada, permitiendo así maximizar los ingresos. Tal enfoque contradice los principios de atención médica equitativa que deberían guiar un hospital público.
Contexto del hospital de Torrejón
El Hospital Universitario de Torrejón es un ejemplo claro de los desafíos del modelo de sanidad privatizada en España. Aunque es un centro de propiedad pública, su gestión está en manos de una compañía privada, lo que ha generado tensiones entre la sostenibilidad financiera y la calidad del servicio. En julio, el gobierno regional, liderado por Isabel Díaz Ayuso, inyectó 33 millones de euros para ajustar las finanzas de la institución, lo que pone de relieve la dependencia del hospital de fondos públicos a pesar de su gestión privada.
Opiniones y reacciones
La reacción del público ante estas revelaciones no se ha hecho esperar. Según encuestas recientes, un 37% de los ciudadanos considera que las listas de espera han empeorado, mientras que más del 50% ha tenido que recurrir a servicios de urgencias debido a la falta de atención de sus médicos de cabecera. Estas cifras evidencian una creciente insatisfacción con la calidad de la atención médica en el sistema público.
La administración del hospital ha intentado desestimar las afirmaciones, planteando que las declaraciones de Gallart fueron sacadas de contexto. Sin embargo, el impacto de su mensaje es innegable y plantea dudas sobre la ética de priorizar los beneficios económicos sobre la salud de los pacientes.
Reflexiones sobre el futuro de la salud pública
La situación en el Hospital de Torrejón es un microcosmos de los problemas más amplios que enfrenta el sistema de salud en España. El hecho de que una institución pública esté operando bajo la lógica del lucro pone en entredicho la misión fundamental de la salud pública. La atención al paciente no debería ser vista como una carga económica, sino como una responsabilidad ética y social.
Es esencial que los responsables de la política sanitaria reconsideren el modelo actual de gestión de hospitales públicos. La salud debe ser un derecho accesible para todos, y no un producto que se maneja con estrategias de mercado. El futuro de la atención médica en España podría depender de la capacidad de revertir estos enfoques y volver a centrar los esfuerzos en la salud de la población.
