El síncope vasovagal puede resultar desconcertante, pero comprender su naturaleza y síntomas es esencial para una mejor gestión. Con el conocimiento adecuado, es posible reducir la ansiedad y mejorar la calidad de vida de quienes lo experimentan.

Temas cubiertos
El síncope vasovagal es una de las causas más frecuentes de desmayos en la población, y puede ocurrir en diversas situaciones cotidianas. Este fenómeno resulta sorprendente y preocupante para quienes son testigos de un episodio. Sin embargo, es fundamental comprender que se trata de una respuesta fisiológica normal del cuerpo ante ciertos estímulos, que provoca una caída repentina en la presión arterial y el ritmo cardíaco.
Recientemente, el cardiólogo Ricardo Freile publicó un video en Instagram donde explica cómo se produce este mecanismo en el organismo. En el video, Freile menciona un incidente que tuvo lugar durante una conferencia de prensa, en la que la ministra de Salud de Suecia, Elisabet Lann, colapsó inesperadamente.
Aunque muchos pudieron pensar que esto se debió a un descenso en los niveles de azúcar, en realidad fue un síncope vasovagal.
Causas del síncope vasovagal
El proceso que conduce a un síncope vasovagal comienza con un estímulo desencadenante. Este puede variar desde un dolor intenso, un susto repentino, o incluso la vista de sangre, hasta situaciones de alta temperatura o deshidratación. En tales circunstancias, la sangre puede acumularse en las extremidades inferiores, lo que reduce el volumen sanguíneo que regresa al corazón.
Mecanismo de respuesta
La disminución en el volumen sanguíneo activa un reflejo conocido como reflejo Bezold-Jarisch. Este reflejo envía señales al cerebro indicando que hay un problema. Como resultado, el cuerpo intenta reaccionar, lo que provoca bradicardia (una disminución en la frecuencia cardíaca) y vasodilatación (dilatación de los vasos sanguíneos), llevando a una caída de la presión arterial. Este proceso reduce el flujo sanguíneo hacia el cerebro, generando síntomas como mareos, náuseas o visión en túnel.
Cómo manejar un episodio de síncope vasovagal
La postura del individuo es crucial para evitar que el desmayo progrese. Según Freile, si la persona se mantiene erguida o sentada, el flujo sanguíneo al cerebro se mantiene bajo, lo que puede llevar a una pérdida de conciencia. Sin embargo, al caer al suelo, la situación cambia y el flujo sanguíneo se normaliza, permitiendo que el cuerpo se recupere.
Consejos para la recuperación
Freile enfatiza que si la recuperación tras un desmayo toma más de un minuto o si la persona sigue desorientada o experimenta dolor, es necesario investigar otras causas que puedan estar detrás del síncope. Por lo tanto, tras un episodio de este tipo, se aconseja que la persona se mantenga acostada para observar su evolución. “Es importante que después de un episodio, se queden acostados”, concluye Freile, subrayando la relevancia de la observación en estos casos.




