El ayuno intermitente puede ofrecer beneficios significativos para la función cognitiva en adultos sanos.
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Durante años, se ha creído que omitir comidas, como el desayuno, puede conllevar una disminución en la claridad mental y un aumento en la irritabilidad. Sin embargo, un reciente estudio llevado a cabo por un equipo internacional de científicos ha desafiado esta noción comúnmente aceptada.
La investigación, liderada por David Moreau de la Universidad de Auckland y Christoph Bamberg de la Universidad de Salzburgo, revisó una amplia gama de estudios sobre el ayuno intermitente y su relación con la función cognitiva.
Resultados del estudio sobre ayuno intermitente
Los investigadores analizaron un total de 71 estudios que involucraron a más de 3,400 adultos de diversas partes del mundo. Los hallazgos sugieren que el ayuno a corto plazo, que varía entre 8 y 24 horas, no tiene un impacto adverso en la atención, la memoria o la toma de decisiones en individuos sanos. De hecho, el estudio publicado en la revista Psychological Bulletin señala que quienes se abstuvieron de comer rindieron de manera similar en pruebas cognitivas a aquellos que habían comido recientemente.
Mecanismos detrás del ayuno
El cerebro humano, al parecer, posee una notable resiliencia. Cuando el cuerpo pasa por períodos sin alimento, agota sus reservas de glucógeno. Este proceso activa un mecanismo metabólico que comienza a generar cetonas a partir de las grasas almacenadas. Estas cetonas no solo sirven como una eficiente fuente de energía para el cerebro, sino que también promueven procesos de reparación celular, como la autofagia, un fenómeno crucial para nuestra supervivencia desde épocas ancestrales.
Excepciones a la regla del ayuno
A pesar de que los resultados son alentadores para la mayoría de los adultos, los investigadores identificaron ciertos grupos que podrían verse afectados negativamente por el ayuno. La edad, el momento del día y la naturaleza de las tareas son factores que juegan un papel importante. Por ejemplo, los niños y adolescentes presentan un deterioro notable de las funciones cognitivas al ayunar, dado que sus cerebros en desarrollo requieren un suministro constante de glucosa.
El rendimiento cognitivo y el tiempo de ayuno
Además, se observó que el rendimiento cognitivo de los adultos también puede variar dependiendo de la hora en que se realicen las pruebas. Aquellos que realizaron las pruebas al final del día, tras un período de ayuno, tendieron a obtener resultados inferiores a los que lo hicieron por la mañana. Otro hallazgo interesante es que cuando las tareas implicaban imágenes o estímulos relacionados con la comida, los participantes en ayuno se desempeñaban de manera significativamente peor.
Por lo tanto, para la mayoría de las personas, el mensaje es claro: el ayuno intermitente no perjudica la agudeza mental. De hecho, los adultos pueden mantener una concentración adecuada incluso después de 12 a 16 horas sin comer. Sin embargo, es importante señalar que quienes son nuevos en el ayuno pueden experimentar una ligera neblina mental al principio, mientras su cuerpo se adapta a este nuevo patrón alimenticio.
Recomendaciones finales
Los expertos concluyen que los niños y adolescentes no deben practicar el ayuno si requieren un alto rendimiento cognitivo. Saltarse el desayuno en estas etapas puede resultar en la disminución de la atención, la memoria y la capacidad de resolución de problemas. Por lo tanto, se aconseja a los estudiantes que consuman un desayuno nutritivo antes de iniciar sus actividades académicas.
