Las declaraciones de Abascal durante el homenaje a Robe Iniesta han provocado un aluvión de reacciones en las redes sociales.

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El pasado lunes, el palacio de congresos de Plasencia se convirtió en el epicentro de una controversia. Durante un mitin, Santiago Abascal, líder del partido VOX, realizó una declaración que muchos interpretaron como un desprecio hacia la cultura y el homenaje al icónico cantante Robe Iniesta.
Este homenaje, celebrado el día anterior, reunió a más de 45,000 personas que acudieron a rendir tributo al fallecido músico de Extremoduro.
Las palabras de Abascal, que incluían la necesidad de «desinfectar» el lugar donde se celebró el homenaje, desataron una ola de críticas.
La portavoz de Unidas Podemos Plasencia, Mavi Mata, fue una de las primeras en condenar su comentario, calificándolo de «ofensivo y deplorable». Mata añadió que «Plasencia no necesita desinfección de arte, sino de ideologías extremistas».
Las reacciones en plataformas como Twitter no tardaron en llegar. Usuarios expresaron su indignación y cuestionaron las intenciones de Abascal. Un comentario que circuló decía: «¿Realmente está sugiriendo que necesitamos desinfectar el palacio por el homenaje a Robe?». Esta percepción de desprecio hacia un evento tan significativo para la comunidad artística y cultural de la región ha colocado a Abascal en el centro de un debate polarizado.
El homenaje a Robe Iniesta, que duró catorce horas, celebró su legado musical y su impacto en generaciones de fans. La música de Iniesta ha sido un símbolo de rebeldía y autenticidad, contrastando fuertemente con las ideologías promovidas por partidos como VOX.
Un legado musical en conflicto
Robe Iniesta no solo fue un músico, sino un símbolo de contracultura en España. A lo largo de su carrera, expresó su desacuerdo con los partidos políticos tradicionales, manifestando su confusión ante el auge de formaciones de derecha en el panorama político español. Las contradicciones que surgen al ver a figuras políticas rendir homenaje a su música han causado malestar entre sus seguidores. Esto lleva a muchos a cuestionar la sinceridad de los elogios de líderes como Alberto Núñez Feijóo, del PP, quien también expresó sus condolencias tras la muerte de Iniesta.
Es notable cómo la música de Robe Iniesta ha sido utilizada en ocasiones por figuras políticas que, en vida, él criticó abiertamente. Esto invita a reflexionar sobre la hipocresía en el ámbito político, donde la admiración por un artista puede ser solo un intento de capitalizar su legado.
El contexto de la polémica
La controversia se desarrolla en un clima electoral tenso en Extremadura. Santiago Abascal y su partido han utilizado este tipo de declaraciones para distanciarse de otros partidos, buscando posicionarse como una alternativa «limpia» en medio de acusaciones de corrupción. Sin embargo, este intento de limpieza se ve empañado por comentarios que trivializan la cultura y el arte.
Abascal ha defendido a su partido argumentando que VOX no es responsable de las irregularidades en otras formaciones políticas. En un acto reciente, acusó a sus oponentes de intentar socavar su imagen, afirmando que su único objetivo es exigir transparencia en la gestión política. Sin embargo, sus palabras tras el homenaje a Iniesta revelan una desconexión con la realidad cultural de su propio electorado.
Los sentimientos de los seguidores de Robe
Los seguidores de Robe Iniesta han expresado su descontento ante el uso de su figura por parte de políticos de derecha. Las redes sociales se han convertido en un hervidero de comentarios sarcásticos y reacciones de repudio. Frases como «¿De verdad crees que Robe te respetaría?» resonaron entre sus fans, quienes sienten que estos partidos intentan apropiarse de un legado que nunca apoyaron durante su vida.
El sentimiento general es que la música de Robe Iniesta representa una lucha contra la opresión y la injusticia, algo que contrasta con las políticas promovidas por figuras como Abascal. La conexión emocional que los seguidores de Iniesta sienten hacia su música es profundamente personal y, al ver a estos políticos acercarse a su figura tras su muerte, perciben un intento de distorsionar su mensaje auténtico.




