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Dentro de la planta de pintura del Bentley Mulsanne

Quien se gasta, como mínimo, 207.000 euros en esa especie de palacio rodante que es el Mulsanne, os aseguro que no sabe lo que son los fallos de ajuste. Esos que a muchos nos vuelven locos con extraños ruidos de vibración, una vez que el coche ha pasado de cierta edad.

La razón es un balance perfecto entre la precisión de montaje que hoy ofrecen los robot y la insustituible mano humana para algunos de los trabajos más delicados. También en cuanto a lo que colores se refiere, aunque Bentley ofrece nada menos que 115 colores estándar para el Mulsanne, en realidad el límite es la imaginación del propietario, como les gusta afirmar en la marca.

En la galería de abajo, podéis ver cómo se terminan estos trabajos en la factoría de Crewe, Inglaterra. En cuanto la desnuda carrocería del Mulsanne arriba a la planta de pintura, es izada hasta una cadena completamente automática.A través de esta cadena, pasa por diversos tanques de inmersión: el primero de ellos es un decapante para la grasa que pueda estar adherida, el segundo es un limpiador, luego recibe una capa de acondicionador, más tarde un nuevo enjuague y, finalmente, una capa de fosfato cubre toda la estructura de acero y aluminio. Después, la pieza -aunque más bien habría que hablar del esqueleto del Mulsanne– pasa a un tanque especial donde recibe un baño electromagnético. PUBLICIDADPUBLICIDADPlanta de pintura del MuslanneAllí, se produce una carga de 320 voltios con el objetivo de atraer cualquier pequeña partícula de polvo u otro material que pudiera estar todavía adherida al esqueleto. Un vez hecho esto, dentro de esa misma campana, el Mulsanne recibe un tratamiento anticorrosivo que, básicamente, se basa en una nueva capa de imprimación de Zinc. En este punto concluye la labor de las máquinas y comienza la de los artesanos. Los operarios aplican a mano dos capas de pintura base sobre la carrocería y luego van añaden la primera de las capas de la pintura escogida por el propietario. Durante este proceso, el control de los verificadores es constante. Antes de comenzar cada paso, debe haberse revisado el anterior a conciencia para comprobar que el trabajo se ha hecho a la perfección. Las decenas de capas de pintura final son de nuevo aplicada por un robot aunque también se inspeccionan a ojo por un controlador.Si quieres leer más sobre esta marca inglesa, entra aquí.

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