Un reconocimiento a la figura que transformó el tenis en Barcelona y fundó el Trofeo Conde Godó.
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El legado de un visionario
El pasado miércoles, el Real Club de Tenis Barcelona (RCTB-1899) fue el escenario de un emotivo homenaje a Carlos Godó Valls, un nombre que resuena con fuerza en la historia del tenis catalán. Su hijo, Javier Godó, actual Conde de Godó, recibió un reconocimiento de la Federación Catalana de Tenis (FCT) de manos de su presidente, Jordi Tamayo.
Este tributo no solo celebra la figura de Carlos Godó, sino también su inquebrantable pasión por el deporte de la raqueta, que lo llevó a fundar en 1953 el prestigioso Trofeo Conde Godó.
Un torneo con historia
El Trofeo Conde Godó se ha convertido en uno de los torneos más emblemáticos del circuito internacional, un evento que atrae a los mejores tenistas del mundo y que ha sido testigo de grandes momentos en la historia del tenis.
La creación de este torneo fue un acto de fe en un deporte que en aquel entonces no contaba con la popularidad que tiene hoy en día en Barcelona. Godó Valls, fallecido en 1987, fue un verdadero pionero que apostó por el tenis en una época en la que el deporte aún estaba en sus inicios en la ciudad.
Transformación del RCTB
La historia de Carlos Godó Valls no se limita a la creación del torneo. Durante su presidencia en el RCTB, entre 19, enfrentó desafíos significativos, como el cambio de ubicación del club. Godó Valls fue un líder visionario que, a pesar de las dificultades económicas, logró mantener a flote al club, incluso financiando de su propio bolsillo las deudas que surgieron tras el traslado. Su compromiso con el club y el deporte fue inquebrantable, apoyando a jóvenes talentos como Andrés Gimeno y José Luis Arilla, quienes se beneficiaron de su generosidad para competir a nivel internacional.
Además de su contribución al tenis, Carlos Godó Valls también dejó una huella en la vida social de Barcelona. Las celebraciones de la verbena de San Juan en el RCTB se convirtieron en un evento icónico, atrayendo a la comunidad y revitalizando la vida social de la ciudad. Su dedicación y amor por el tenis y su gente lo convirtieron en una figura querida y respetada, cuyo legado perdura en cada rincón del club y en cada torneo que lleva su nombre.
