Este jueves Telecinco emitió la entrevista que Isabel Díaz Ayuso concedió a Bertín Osborne en «Mi casa es la tuya». En ella la electa presidenta relevó información acerca de su vida que hasta ahora era desconocida, la charla se dio en la casa de su jefe de gabinete donde ella tiene su oficina.
Bertín comenzó revelando entre risas el motivo por el que habían escogido ese lugar para hacer la entrevista. “No la hicimos en su casa porque Isabel tiene el típico apartamento de soltera”, a lo que Isabel respondió con un dardo a Podemos “Si me afilio a Podemos ya tendré una casa para estas cosas, pero la mía da para lo que da”.
Uno de los temas que se tocaron fue la infancia de la presidenta, vivió en el barrio de Chamberí para mudarse después a Malasaña durante tres años después decidió independizarse. “Soy muy de Madrid pero también de mi pueblo”, refiriéndose a Sotillo de la Adrada ,Ávila, el pueblo de su padre.
De su etapa de estudiante contó que acudió al colegio religioso; Blanca de Castilla, del que dice guardar bonitos recuerdos. BUP y COU los cursó en otro centro. Ayuso confesó que:
“Tuve mis épocas, hasta los 12 ó 13 años era muy buena, luego las Matemáticas se me empezaron a cruzar, soy de Letras, me gusta mucho leer”. “Me despistaba muy a menudo aún me suele pasar, porque hablo mucho, y si no me motivaban las tareas, enseguida empezaba a cuchichear con la de atrás”.
La líder del PP en Madrid reveló que los problemas surgieron durante su adolescencia:
“Me sentó fatal, estaba muy despistada y repetí curso con 13 años, al quedarme Matemáticas y Gimnasia”. “Les pedí a mis padres que me cambiaran de colegio porque había entrado en un bucle”. “Nunca me ha gustado defraudar a los que creen en mí, y solo por ego, porque mis padres no sufrieran de nuevo, me puse a estudiar como una loca y cambié, pasando a ser de las mejores de la clase en el nuevo colegio”. Aprobé la Selectividad con buena nota y escogí la carrera de Periodismo porque era de las que mejor calificación pedían entonces.”
Ayuso contó que tras la pandemia se volvió más creyente:
«Había perdido la fe pero la he recuperado, a partir de la primera ola de la pandemia, yendo a muchas misas por el dolor de la gente”. “Esta responsabilidad me ha hecho mejor persona”.
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