Crónica
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2 julio, 2021 4:10 am

El hijo muere y la madre lo embalsama en vodka

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Cuando su hijo Joni Bakaradze murió en 1995 a la prematura edad de 22 años, Tsiuri Kwaratskhelia decidió conservar su cuerpo y lo embalsama en vodka.

El amor lleva a menudo a formas extremas e intolerables y esta historia es el ejemplo perfecto. El amor de una madre que se convierte en obsesión y casi en locura. Tsiuri Kwaratskhelia, de la República Democrática de Georgia, es una mujer que no aceptó la muerte de su hijo e hizo todo lo posible por mantenerlo a su lado, por esta razón cuando su hijo muere lo embalsama en vodka.

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El sentido común querría que un muerto fuera enterrado y plantado por sus seres queridos en un cementerio; esta madre, por el contrario, quería tenerlo con ella.

El hijo muere y la madre lo embalsama en vodka

Cuando su hijo Joni Bakaradze murió en 1995, a la prematura edad de 22 años, Tsiuri decidió conservar su cuerpo en casa, cuidándolo como si aún estuviera vivo y guardando el ataúd en el sótano.

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Todo esto durante unos buenos 22 años. Para pensar en ello, es un lapso enorme de tiempo y si inicialmente se puede justificar este comportamiento como un momento de dolor agudo e inmenso, después de todos estos años es necesario analizar más profundamente la psique de esta mujer y entender que no fue sólo el dolor por la muerte de su hijo lo que la empujó a esto, sino algo mucho más grave y profundo.

El cuerpo de su hijo Joni cuando muere se conservaba con un bálsamo, hasta que a la madre le aconsejaron que usara vodka y lo embalsama, desde ese momento utilizó el destilado todos los días.

Las palabras de Tsiuri al respecto fueron: «No se puede dejar el cuerpo durante un día sin vendar, de lo contrario se vuelve negro. Durante los primeros 10 años le cambié la ropa en su cumpleaños».

Una situación absurda y paradójica; no sólo Joni no fue dignamente enterrado sino que además fue rociado a lo largo de los años con vodka y si, la compasión humana, puede empujar a justificar a una madre por el exceso de amor, debemos preguntarnos si Joni hubiera querido esto.

En un video se puede ver a la mujer explicando a la periodista lo que hace cada día, que es quitar el polvo y cuidar el cuerpo de su hijo. Es espeluznante ver cómo se abre el ataúd y se encuentra el cuerpo de Joni dentro. Las imágenes van más allá de lo que puede considerarse aceptable y digno para un hombre, aunque esté muerto.

La situación actual no está clara, ya que la mujer está deteriorando su salud y, en consecuencia, ya no puede hacerse cargo del cuerpo de su hijo. Sin embargo, sigue queriendo conservar su cuerpo en casa y esto es porque cree que su nieto, el hijo de Joni, podrá recordar mejor a su padre de esta manera: «Joni quería que su hijo supiera quién era su padre. Era un buen hombre». Pero, ¿habría querido realmente Joni que su hijo lo recordara viéndolo después muerto, un cuerpo descompuesto y sin vida? ¿No es deseable que un hijo recuerde a su padre como un hombre vivo? ¿No es preferible recordar a su padre a través de fotografías y vídeos en los que aparece sonriente y vital?.

La mujer cree que la muerte es sólo una fase más de la vida y ésta es su justificación para la aventura.

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Verónica Silva Arteaga

Comunicadora Social.

Etiquetas: casosmuertes

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