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Ejercitándose

Entré en el IESE en la década del 70, con diplomas en arquitectura técnica e ingeniería industrial. Había trabajado previamente durante dos años en Ferrocarriles Catalanes como arquitecto técnico, donde tuve la oportunidad de diseñar y construir la estación Molí Nou, los talleres de Martorell, y efectuar reparaciones en el puente sobre el Llobregat y el túnel que conduce a la plaza Espanya.

Aunque fue una experiencia increíble, en el IESE me informaron que debía obtener un doctorado en Harvard para ser considerado para trabajar allí. Realicé el examen de admisión en la base estadounidense de Torrejón de Ardoz, bajo la supervisión de militares armados.

Mi resultado fue impresionante y fue aceptado en universidades de renombre como Harvard, Stanford, Wharton y otras. Decidí por Harvard, mi gran sueño.

Para ser profesor en una escuela de negocios, se necesita un doctorado de una buena universidad, que por lo general alcanza los cuatro años de estudio. Cuando me aceptaron en Harvard, estaba consciente de que la mitad de los admitidos serían eliminados. Empezamos 15, y 7 fueron eliminados. El resto terminamos como profesores en instituciones como IESE, Insead (París), la Manchester Business School (muy valorada en ese tiempo), Tel Aviv (muy prestigiosa entonces) y universidades de Estados Unidos.

Actualmente, aún se requiere tener un doctorado. Sin embargo, la formación de profesores ha experimentado un cambio significativo. Antes, los jóvenes doctores necesitaban trabajar para profesores altamente experimentados, asistiéndolos a redactar casos de situaciones empresariales reales para debatir en clase, como una forma de enseñar análisis de situaciones y la toma de decisiones. Incluso, algunos de los profesores de Harvard me llevaban a reuniones de consejos de administración donde debía tomar notas de las discusiones importantes. Fue una forma excepcional de aprender sobre la toma de decisiones empresariales.

Es vital que los docentes de administración de empresas experimenten la vida real del mundo corporativo. Actualmente, la publicación de artículos en revistas académicas ha cobrado gran relevancia, y un aspirante a profesor que ha publicado varios artículos en revistas reconocidas recibe atención y posiblemente una propuesta atractiva de ser parte de una academia. Sin embargo, estos artículos suelen analizar situaciones específicas, como la recompensa adicional si se superan las expectativas de rendimiento. Se persuaden a las empresas para responder preguntas como «¿tuvo un crecimiento mayor al anticipado el año anterior?». Con 100 respuestas de 500 cuestionarios enviados, se realizan cálculos y se deducen conclusiones como «en el 17% de las empresas con un beneficio superior al esperado, se otorgaron bonificaciones de un 21% más de lo anticipado a un promedio de seis ejecutivos, siempre y cuando se cumplan las proyecciones».

Si bien muchos de estos ejercicios sirven para reflexionar y tomar decisiones útiles e innovadoras, no podemos dejar de lado la importancia de que los profesores vivan la realidad empresarial. Algunos aceptan ser miembros de juntas directivas, lo cual les permite aportar su conocimiento, pero más importante aún, les permite aprender de la experiencia directa. Al igual que un médico se beneficia de su experiencia práctica al atender pacientes, lo mismo ocurre en el mundo de los negocios.

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