La administración Trump se enfrenta a un nuevo desafío sobre la revocación de monumentos nacionales en EE. UU.

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La administración de Donald Trump se encuentra en el centro de una tormenta política. La cuestión: ¿puede el presidente eliminar monumentos nacionales que protegen sitios históricos y arqueológicos? Un reciente dictamen del Departamento de Justicia afirma que sí, desmintiendo una normativa de 1938 que prohibía esta acción.
Esta decisión se produce en un contexto donde la administración busca expandir la producción de energía en Estados Unidos.
Un cambio de rumbo en la legislación
Desde que asumió el cargo, Trump ha puesto en tela de juicio decisiones de sus predecesores.
La revocación de monumentos nacionales, como los de Bears Ears y Grand Staircase Escalante en Utah, se enmarca dentro de su política de «desgrabación de tierras». Según sus críticos, estas acciones no solo afectan a la conservación, sino que también abren la puerta a la explotación de recursos naturales en áreas protegidas.
Las reacciones políticas ante la decisión
Senadores como Martin Heinrich, de Nuevo México, han alzado la voz. “La administración de Trump está tratando de borrar la protección de nuestros monumentos nacionales”, afirmó Heinrich, resaltando la preocupación por los efectos de esta política en el medio ambiente. Por su parte, la abogada adjunta del Departamento de Justicia, Lanora Pettit, argumenta que las medidas de protección implementadas por Biden en sus últimos días no son más que un intento de dejar un legado ambiental. Sin embargo, esta afirmación ha sido recibida con escepticismo.
Impacto en los monumentos de California
Entre los monumentos en la mira se encuentran el Chuckwalla National Monument y el Sáttítla Highlands National Monument, ambos designados por Biden. Estos sitios, que abarcan miles de acres, son cruciales para la biodiversidad y la preservación cultural, al albergar especies raras y tierras ancestrales de tribus nativas americanas. La reciente revisión del Departamento de Justicia podría cambiar drásticamente su futuro.
Los efectos de la política de Trump en la conservación
Desde 1906, casi todos los presidentes han utilizado la Ley de Antigüedades para proteger paisajes únicos. Pero la administración actual busca reinterpretar esta ley. Críticos argumentan que la ampliación de las fronteras de los monumentos bajo Biden ha obstaculizado la minería de minerales críticos, lo que podría ser un argumento usado para justificar su revocación.
La voz de los ambientalistas
Grupos ecologistas han reaccionado con firmeza. “Los estadounidenses apoyan abrumadoramente nuestras tierras públicas y se oponen a verlas destruidas”, afirma Axie Navas, de The Wilderness Society. En este contexto, el debate no solo gira en torno a la conservación, sino también sobre el legado que cada administración desea dejar.
Un legado en disputa
Los recientes movimientos de Biden para restaurar monumentos eliminados por Trump reflejan una lucha continua. Desde la firma de la Ley de Antigüedades por Theodore Roosevelt, la protección de estos espacios ha sido un tema de debate. La historia muestra que, a lo largo de las décadas, las decisiones sobre monumentos han tenido impactos duraderos en el paisaje cultural y natural de Estados Unidos.
La lucha por el futuro de los monumentos nacionales
La batalla sobre los monumentos nacionales se intensifica. Con cada administración, se reconfiguran las prioridades. ¿Qué futuro les espera a estos espacios? ¿Serán preservados, o se convertirán en víctimas de la explotación? La respuesta puede definir no solo la política ambiental, sino también la identidad cultural de la nación.