Los de Greenpeace y Ecologistas en Accción ya no saben de qué manera decirlo.
Titulares como que España ha entrado en la 4ª generación de incendios forestales o que el 2009 bate el récord de grandes incendios de la década encabezan los últimos comunicados emitidos por estas ONG’s, echando más madera a la débil maquinaria de concienciación ecológica, ciudadana e institucional.
En su comunicado, Ecologistas en Acción advierte que 2009 se está convirtiendo en “el año con más grandes incendios (incendios de más de 500 hectáreas) de la última década, ya que hasta el 2 de agosto se han producido 25″.
Una dura realidad ante la que la ONG considera que deben revisarse las medidas de prevención y los modelos de gestión forestal que favorecen los grandes incendios.
Las altas temperaturas, la intensa sequedad y el fuerte viento se encuentran entre las principales causas que han provocado la concentración de incendios en estos meses estivales, especialmente en la segunda quincena de julio.
Pero, como apuntan, la meteorología no se puede controlar: “con este factor se ha de contar, más aún en el futuro inmediato con el agravamiento de los efectos del cambio climático, pero sí se puede incrementar la vigilancia y las medidas de prevención”.
Por ello, se insta a actuar a las Aministraciones y a la concienciación ciudadana.
Se trataría de atajar tanto las acciones negligentes como las intencionadas: En los grandes incendios de 2009 han abundado más las negligencias y accidentes (cosechadoras, cables, chispas con herramientas de trabajo, fuegos artificiales, etc.
) que los incendios provocados, pero también hay que recordar que los incendiarios suelen provocar más daño ya que buscan las condiciones meteorológicas idóneas para ser más “eficaces” en sus fines (hacer daño por venganza, conseguir pastos, etc.
).
Esto lleva a que si se endureciesen las medidas de prevención en cuanto al control de actividades que puedan generar riesgo de incendio y se reforzara la vigilancia de las zonas con incendios provocados recurrentes, es muy probable que se redujeran los grandes incendios.
Greenpeace, por su parte, alerta del aumento de los incendios de cuarta generación, que son los que se propagan por casas y jardines (urbanizaciones) tanto como por el medio forestal.
Hasta ahora poco frecuentes, se están convirtiendo en “algo habitual” durante la presente década, en la que el presente año bate el récord de grandes incendios forestales de la década, advierten desde Ecologistas en Acción.
Los incendios de cuarta generación son catástrofes que se sufren de forma especialmente intensa en el clima mediterráneo, en países como el nuestro y también en California, Portugal, Grecia o Italia, según se desprende del informe El futuro en llamas: Cambio climático y evolución de los incendios forestales en España, presentado por Greenpeace.
Algo interesante son sus causas, que desconocía: la ONG alerta de que en la cuenca mediterránea hay un crecimiento “incesante” de la biomasa acumulada por metro cuadrado, de las urbanizaciones y población viviendo en áreas susceptibles de Incendios de Alta Intensidad.
Y, mientras esto sucede, ni la población ni los políticos actúan.
¿Pero, cómo deberían actuar? Está claro que no podemos esperar a la reunión de Copenhagen, se respira demasiada incertidumbre en el logro de un pacto climático.
Según Greenpeace, conjurarlo es posible si se actúa con urgencia, adaptando la gestión forestal y territorial la nueva situación, y también “acomodando los ecosistemas a la realidad demostrada científicamente del cambio climático”.
Además del desastre natural, en la cuarta generación de incendios entran nuevos y sensibles elementos en escena, como la muerte de personas y pérdida de bienes.
Será mejor que todos tomemos nota.
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