Dos parques de animales salvajes en Inglaterra han sido acusados de criar leones blancos que proceden de una explotación vinculada a la «caza enlatada» en Sudáfrica.
Además, ambos parques ofrecían a los visitantes la posibilidad de acariciar a los cachorros previo pago de 250 libras esterlinas (casi 300 euros).
Contundente falta de ética en el Paradise Wildlife Park (foto) y la Wildlife Heritage Foundation.
Los leones blancos pertenecen a la subespecie Kruger (Panthera leo krugeri), endémica de la región de Timbavati, en Sudáfrica.
Su color es producto de un gen inhibidor del color que nada tiene que ver con el albinismo.
Para que un cachorro herede este gen, ambos padres han de ser blancos, lo que ha generado una endogamia extrema.
El resultado de esta endogamia es un grave deterioro genético que hace a los leones blancos muy propensos a problemas de salud.
La tasa de mortalidad es muy alta.
Por esta razón las asociaciones de zoológicos de Europa y América prohibieron la cría deliberada de leones blancos.
Los parques citados no sólo han pasado por alto esa prohibición sino que, además, están acusados de haber obtenido a los leones adultos de fuentes relacionadas con la llamada caza enlatada, que es la más detestable de todas las modalidades de caza por placer.
Los animales son puestos en zonas cercadas para que incluso el tirador más mediocre pueda matar al menos a uno.
La mayoría de los leones blancos son criados con este fin.
Todo lo anterior es coronado al permitir que la gente toque a los cachorros.
Ya es muy violento –y está prohibido en España- que animales domesticados, como perros y gatos, sean expuestos a la venta como si de un objeto inanimado se tratase.
Qué decir de permitir que un animal salvaje y vulnerable sea manoseado por todo aquel que pueda permitirse el lujo.
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