Según un estudio de la Escuela de Salud Pública UCLA aparecido en la publicación de medicina reproductiva más prestigiosa de Europa, la Human Reproduction, los compuestos químicos perfluorados (PFC) pueden provocar infertilidad en las mujeres.
Es la primera vez que se encuentran evidencias en este sentido.
Estos químicos forman parte de nuestra vida diaria: sartenes antiadherentes, envases de alimentos, pesticidas, emulsionantes, productos de cuidado personal e incluso alfombras y ropa los contienen.
Además, persisten en el medio ambiente y en el cuerpo durante décadas.
El estudio ha constatado que mujeres con niveles más alto de perfluorados en sangre concebían más tarde que otras cuyos niveles eran inferiores.
Lo cierto es que, a pesar de venir siendo utilizados ámpliamente desde los años 50, las autoridades de todo el mundo han investigado muy poco acerca de estos compuestos químicos, algo que también se denuncia en un documental impactante del que hablamos días atrás.
Los PFC parece pues que pueden interferir en las hormonas que intervienen en la reproducción.
Además, también tendrían efectos negativos sobre el hígado y el sistema inmunitario.
Igualmente, hay indicios que hacen suponer que también afectan la calidad del esperma del hombre, un tema, éste de la simiente, que también preocupa al Vaticano.
Empiezo a pensar que debería dar una tregua a la población de ovejas, que como ustedes sabrán están siendo diezmadas desde que se hacen condones con su piel.
Vamos, que tal y como están las cosas, para prolongar mi síndrome de Peter Pan y morir joven y sin descendencia como deseo, basta con beber agua, vestir la ropa de toda la vida, usar champú para el cabello y que mis novias usen compresas y tampones…Vía
