Recientemente, el lugar donde han estado aterrizando los transbordadores espaciales los últimos 30 años, el Centro Espacial Kennedy, ha sido el escenario de una prueba insólita.
A los mandos de un coche de pruebas del equipo Joe Gibbs Racing en la NASCAR plagado de sensores, Matt DiBenedetto pudo realizar diferentes pruebas de aceleración y velocidad punta en la pista de aterrizaje de las naves espaciales.
El vehículo que pilotaba consiguió alcanzar 329 km/h, una velocidad muy similar a la que llevan los transbordadores al tomar tierra.
La pista, una de las más grandes del mundo, tiene más de sesenta metros de ancho y más de tres kilómetros de largo, Matt DiBenedetto pudo pasarse una mañana entera allí realizando docenas de pasadas.
Al igual que sucede en carrera, para alcanzar la velocidad máxima hay primero que meter punto muerto durante unos segundos antes.
Un coche de la Nascar en el Centro KennedySin embargo, en esta ocasión, la prueba no pretendía ver qué velocidad puede alcanzar el coche, puesto que en ese caso fácilmente podría haber llegado a 380 km/h.
El objetivo del ejercicio era analizar el comportamiento aerodinámico del coche cuando está en una brusca deceleración o reduciendo, una maniobra que se emplea constantemente en carrera en esta competición.
El equipo Joe Gibbs Racing utiliza máquinas de Toyota, que tiene una pista de pruebas en Arizona.
Esta era la primera vez que acudían al Centro Kennedy aunque ya ha habido otros equipos que han pasado por allí antes.
Los americanos si algo tienen es que son prácticos y desde hace años ésta es una manera para que la NASA obtenga recursos extra.
“Jamás pensé que tendría la suerte de poder pilotar sobre esta pista.
De verdad que jamás lo hubiera imaginado, el trabajo que hemos hecho aquí nos servirá mucho durante la temporada.
Hay un montón de tareas que estamos haciendo, no necesariamente se trata de ir a toda velocidad”, Matt DiBenedetto, piloto del Joe Gibbs Racing de la NASCAR.
Traducción libre.
Vía
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