El otro día os mostraba como una empresa de EEUU pensaba convertir a una bactería en una productora de diésel gracias a la ingeniería genética. Para ello, el alimento que le deberían suministrar es azúcar. La fórmula química de la sacarosa es C12H22O11, así que digamos que en el azúcar están todos los componentes del diésel o la gasolina.
Pero es que también lo están en el aire que exhalamos, que básicamente es dióxido de carbono y agua. Si dentro de nuestros organismos y, sobre todo, en los que están en putrefacción, hay bacterias que producen hidrocarburos, en el mar ya hay algas micoscópicas que los fabrican a partir de compuestos tan simples como el CO2.Esa misma idea la tuvo hace unos años una empresa española llamada Biofuel Systems.
Habían patentado una familia de estas algas junto con una especie de reactor. El mecanismo es bastante simple: en el reactor se mete agua sucia con deshechos de todo tipo que contengan nitrógeno, una pequeña cantidad del alga y se inyecta mucho CO2.El alga en cuestión metaboliza el CO2 ya que puede realizar la fotosíntesis usando la energía solar. Estas algas se reproducen a un ritmo vertiginoso por mitosis (se dividen) y, en su interior, acumulan un hidrocarburo de gran calidad. Al cabo de unas 30 o 40 horas el tanque está literalmente colapsado de algas así que se retiran unas pocas para reiniciar el proceso en otro. Las que se extraen deben licuarse para extraerles los hidrocarburos y eliminar impurezas. En el proceso se elimina CO2 de la atmósfera y no requiere siquiera de azúcar sino de basura. ¿Qué es lo que ha pasado con esta interesante empresa? En principio parece que van a construir una planta para generar electricidad en Levante pero me parece que las petroleras no se lo van a poner nada fácil.Si quieres leer más sobre biocombustibles, entra aquí.Imagen vía
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