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Lost: Toda la historia (IV)

Continuamos la historia de Lost siguiendo un orden cronológico.
En este capítulo ya pasamos el ecuador, y además entramos de lleno en las dos primeras temporadas.
En el primer capítulo conocimos el juego por el control de la Isla y la Fuente entre Jacob y el Adversario, la búsqueda de candidatos de uno y del “loophole” del otro.

En el segundo vimos los conflictos en la Isla entre los Otros y Dharma, con la entrada en escena de losties viajeros del tiempo que provocaron el Incidente.
Y en el tercero llegamos por fin a la preparación del accidente del Oceanic 815 lleno de candidatos, con el gran escocés como pieza clave.

Pues bien, hoy entramos plenamente en la historia de la serie y nos centramos en lo ocurrido en las dos primeras temporadas, desde la caída del Oceanic 815 y las primeras andanzas de los losties en la Isla, hasta la nueva gran intervención del proverbial escocés, que llevó a la implosión de El Cisne.
Jack Shephard abrió sus ojos en un bosquecillo de bambú de la Isla tras el accidente del Oceanic 815, ajeno a lo que había ocurrido, y sin sospechar que en ese mismo lugar sería donde, de manera inversa, afrontaría su muerte.

Lo primero que vio fue a Vincent, el perro de uno de los pasajeros, y una vez se hubo incorporado corrió a la playa, donde presenció una escena dantesca: la sección media del avión estaba hecha pedazos y entre sus restos los aterrados pasajeros se amontonaban, confusos.
La intervención rápida y decidida de Jack fue crucial para salvar vidas, y sería uno de los motivos por los que acabaría erigiéndose como líder de los supervivientes, a veces con una obsesión enfermiza por arreglar las cosas y mantener unido al grupo.
Como él mismo declaró, debían vivir juntos si no querían morir solos.
Pero no fue el único que tuvo un despertar revelador.
John Locke, por los efectos milagrosos y sanadores de la Isla, recuperó la capacidad de caminar, quizás también porque Jacob así lo decidió, para mostrar que era especial y captar así la atención del Adversario, que decidió usarlo como su “loophole”.
Desde el principio Locke fue especial en la Isla, con la que logró una gran comunión que le permitía incluso predecir la lluvia.
Sin duda, de todos los candidatos, fue desde el inicio el más ligado a la Isla, y el que más se obsesionó con ella y sus designios, en parte por la frustrante vida que había tenido y la oportunidad de ser especial que aquí tenía.
Esa obsesión llevaría a John a grandes hazañas, pero también a grandes errores.
Estos dos hombres, Jack y John, fueron sin duda los dos grandes personajes en la historia de los candidatos en la Isla, y las piezas clave del plan de Jacob junto a Desmond Hume, que recordemos que en esos momentos vivía ajeno a todo encerrado en solitario en El Cisne, tras provocar la descarga electromagnética que hizo estrellarse al Oceanic 815.
Las piezas de Jacob estaban en juego, y ahora faltaba que el Adversario hiciera su jugada.
La primera reacción del Adversario tras la llegada del Oceanic 815 fue la habitual: intentar acabar con los supervivientes.
El primer infeliz fue Seth Norris, piloto del Oceanic 815 que ni siquiera era el piloto asignado en un principio al vuelo.
Con su forma de Humo Negro el Adversario aterrorizó a los supervivientes, aunque también tomó otras formas, entre otras las de los fallecidos, por su poder sobre la muerte, y en especial la de Christian Shephard, el padre de Jack, cuyo cadáver viajaba en el avión.
Y entonces tuvo lugar el encuentro del Humo Negro con John Locke, lo que Jacob había estado previendo.
Lo dejó vivir porque, al escanear y analizar los recuerdos y la consciencia de ese humano que se creía especial por lo sucedido en la Isla gracias a Jacob, el Adversario llegó a la conclusión de que era su “loophole” ideal, y entonces trazó su plan maestro: hacer creer a John que era todavía más especial, erigirlo en una suerte de guía espiritual del grupo y conseguir que todos creyeran en él y lo siguieran, para así algún día usar su forma, una vez muerto, para convencer a alguien de que fuera la mano ejecutora que acabara con la vida de Jacob.
Menos mal que en el fondo Jacob se había avanzado a este plan y ya contaba con atraer la atención de su hermano hacia Locke.
Tras esta experiencia John confesó que había visto el corazón de la Isla y era hermoso: o bien el Adversario lo engañó apareciendo con una forma más luminosa, o realmente en la oscuridad del Humo Negro, que al fin y al cabo procedía de la Fuente, John supo distinguir su luz.
Una vez el Adversario puso en marcha su maquiavélico y enrevesado plan, que tendría una evolución lenta pero firme, le interesaba hacer que los pasajeros del Oceanic 815 sobrevivieran, y les ayudó de diversas formas.
Para ello tomó la apariencia de Christian y guió a su hijo Jack hasta las cuevas que curiosamente habían sido el hogar de su hermano y él mismo con la Guardiana que les hizo de madre.
En esas cuevas había agua para sobrevivir, y aún permanecían los restos mortales de la Guardian y de su mismísima forma humana original, Samuel.
Todo esto convenció además a Jack, tras una conversación con John en la que éste quería convencerlo de que la Isla era especial, de que él debía ser el líder del grupo y mantenerlos juntos, con su recordado discurso de “if we can’t live together, we’re gonna die alone”.
Y desde ese momento, el Adversario fue desarrollando su plan, preocupado por conseguir que todo el mundo acabase pensando que Locke era el guía espiritual al que debían seguir.
Mientras, los Otros también se habían sorprendido con la llegada del Oceanic 815, y Benjamin Linus se apresuró a enviar espías, uno de ellos Ethan Rom, a los lugares del siniestro para que se mezclaran con los supervivientes y recolectaran información.
Linus, que había desarrollado un tumor en la columna en esa Isla en la que nadie enfermaba, no podía creérselo cuando comprobó que uno de los pasajeros era un doctor experto en cirugía de la columna.
Y ante todo los Otros se interesaron en conseguir niños y embarazadas, debido a la imposibilidad de tenerlos en la Isla, y en buscar a gente con características especiales.
De la sección de la cabina del piloto no había quedado ningún superviviente, y de la sección de cola se salvaron bastantes, pero fueron los que más sufrieron los ataques de los Otros.
La violenta Ana Lucia, una ex policía, y Eko Tunde, un antiguo señor de la guerra nigeriano convertido en sacerdote y conocido como Mr.
Eko, se erigieron como líderes de esa sección de cola que quedó rápidamente diezmada y se refugió en una antigua Estación Dharma, La Flecha.
Los supervivientes de la sección media, divididos entre la playa y las cuevas, también sufrieron la amenaza de los Otros y tuvieron infiltrado a Ethan, que se llevó secuestrada a Claire Littleton, casualmente hermanastra de Jack sin que ninguno de los dos lo supiera, y la única embarazada del grupo, para hacerle pruebas en la Estación El Bastón, un centro médico del que Claire consiguió escapar con la ayuda de la mismísima Alex, la hija adoptiva de Ben, que cada vez menos aprobaba los métodos extremos de su padre.
Ethan intentaría recuperarla pero perdería la vida a manos de Charlie Pace, un rockero drogadicto que se había enamorado de la chica.
Los supervivientes también se dedicaron a explorar la Isla, y Sayid Jarrah, el antiguo oficial iraquí especializado en torturas, se encontró con Danielle Rousseau, de la que aprendió que no estaban solos en la Isla.
Igualmente los supervivientes ya lo habían comprobado al conocer a Ethan, que creían al principio un pasajero más, y al principio la oculta presencia de los Otros les resultó letal y terrorífica, un enemigo invisible del que lo desconocían todo.
Con Danielle también interactuaría Hugo Reyes, preocupado al ver que los Números, que lo habían hecho a la vez millonario y gafe, aparecían en sus transmisiones, y obsesionado con que estaban malditos.
Otro que se dedicó a explorar la Isla que tanto le había dado fue Locke, reinventado como cazador y gurú, y que había encontrado en el joven Boone Carlyle a su discípulo fiel e ideal, sobre todo tras haber conseguido curarlo de su pasión enfermiza por su hermanastra Shannon Rutherford.
Juntos caminaron por la Isla y un decisivo día encontraron ni más ni menos que la entrada superior sellada de El Cisne, a la que llamaron la Escotilla.
John, convencido de que todo ocurría por una razón, “everything happens for a reason” era su lema, se obsesionó con abrirla.
Siguiendo visiones, Locke llegó con Boone hasta una avioneta que casualmente era la misma en la que Eko pretendía escapar con droga en Nigeria, pero que acabó tomando su hermano Yemi y que se estrelló en la Isla.
Ya que John no podía subir porque había vuelto a quedar momentáneamente paralítico, tal vez por iniciativa de Jacob que deseaba que las cosas ocurrieran así, fue Boone quien consiguió trepar hasta ella e iniciar una comunicación por radio con un superviviente de la cola, Bernard, marido de Rose, pasajera de la sección media, aunque ninguno de los dos sabía con quién estaba hablando.
La avioneta cayó y Boone quedó gravemente herido, y acabó muriendo de forma trágica en brazos de Jack, que desde ese entonces desarrolló una relación muy tensa con Locke, el responsable de la muerte.
Pero John estaba devastado por la muerte de Boone, y fue hacia la Escotilla y comenzó a golpearla con amargura y rabia, no pudiendo entender que la Isla lo hubiese engañado así, y que la muerte de Boone fuera inútil.
Pero no fue inútil ni mucho menos, y sirvió para algo vital: la supervivencia de Desmond en El Cisne.
Desmond llevaba días solo y desesperado, y había llegado a la conclusión de que nadie iba a venir jamás a relevarlo y que iba a morir abandonado en aquel rincón.
Por eso abrió el libro que había decidido dejar para leer el último antes de morir, Our Mutual Friend de Charles Dickens, y encontró allí una carta en la que Penny le declaraba su amor y lo animaba a seguir luchando, diciendo que lo único que necesitamos para sobrevivir es alguien que nos ame de verdad.
Emocionado, se dio cuenta de que a pesar de eso todo estaba perdido, que nunca saldría de allí ni volvería a ver a Penny, y decidió poner fin a su vida, lo que habría ocasionado que no hubiera nadie para pulsar el botón, y una catástrofe global, quizás hasta el fin del mundo.
Sin embargo, Desmond oyó en ese momento los golpes de John en la Escotilla, supo que no estaba solo, pensó que había alguien para hacer su relevo y, agradecido, recuperó la esperanza.
Iluminó la Escotilla y entonces John se maravilló al saber que había alguien dentro y que había respuesta.
Así fue como se convenció de que Boone fue un sacrificio necesario, y no se equivocaba, porque su frustración ante la muerte de Boone sirvió para darle una señal a Desmond de que debía seguir pulsando ese botón que salvaba el mundo, y para que éste a su vez le diera una señal de que esto había servido para algo.
Y así fue como dos hombres desesperados se dieron fe el uno al otro en su hora más oscura.
Pero en ese momento el sacrificio no se entendió como tal, y Locke fue víctima de los odios de todos, que desconfiaron de él.
Afortunadamente, una nueva vida llegaba a la Isla: Aaron, el hijo de Claire, nació sano y sin complicaciones gracias al tratamiento de los Otros, y con la ayuda de Kate Austen, que se había convertido en cierto modo en el pilar emocional del grupo.
Los Otros, por cierto, se dieron cuenta de que uno de los niños, Walt Lloyd, el amo de Vincent, era realmente especial, ya que parecía tener el poder de materializar en cierto modo sus pensamientos e invocar la presencia de los animales en los que pensaba, incluso los osos polares escapados de la Iniciativa Dharma.
Decidieron secuestrarlo para hacerle pruebas.
A todo esto, los supervivientes no se quedaban de brazos cruzados, y algunos intentaron encontrar una forma de salir de la Isla, especialmente Michael Dawson, el padre de Walt, que se había visto obligado a estar separado de él toda su vida.
Junto a Walt, Jin Kwon, marido de Sun Kwon que quería sacar de la Isla a su mujer, y James Ford, que se había sentido un paria en el grupo desde sus inicios, fletó una balsa que se hizo con éxito a la mar.
Sin embargo, la alegría duró poco, porque se encontraron con un barco de los Otros que no sólo secuestró a Walt, sino que hundió la balsa.
Mientras, Jack, Locke y los demás, alertados por Rousseau de la inminencia de un ataque de los Otros, a los que todavía veían como enemigos invencibles, decidieron buscar la manera de abrir la Escotilla para refugiarse en ella.
Con la francesa llegaron hasta los restos del Black Rock, de donde sacaron dinamita que se demostró muy inestable cuando el doctor Leslie Arzt, un histérico e insoportable pero aún así desternillante profesor, estalló en mil pedazos al manejarla.
En el camino John fue esta vez atacado por el Humo Negro, quizás porque al Adversario no le interesaba que la Escotilla se abriera, ya que desviaría a John del camino que le preparaba.
De todas formas, este ataque no hizo que John perdiera la fe en la Isla, e insistió a Jack con que él también acabaría creyendo, a pesar de que fuera un hombre de ciencia y no de fe como él.
Finalmente abrieron la Escotilla con la dinamita, a pesar de las advertencias de Hugo, que había descubierto los Números, sus números malditos, en ella.
Y la explosión sobresaltó a Desmond, que estaba disfrutando de su tranquila cotidianeidad en El Cisne, y se apresuró a defender la Estación de los asaltantes.
John, Kate y Jack bajaron a la Estación, y el doctor no podía creerse que se encontrara allí al mismo escocés que lo llamaba “brotha” en su encuentro aparentemente casual en el estadio.
Poco duró la sorpresa, porque en el altercado, el ordenador de El Cisne en el que se introducían los Números quedó dañado y Desmond les explicó el protocolo con el gracioso vídeo Dharma del doctor Pierre Chang, que fascinó a John pero en cambio hastió al incrédulo Jack.
Viendo que el ordenador no iba a arreglarse y temiendo otro incidente fatal, Desmond huyó para intentar escapar de la Isla en su velero Elizabeth, no sin antes entregar a Jack la clave, los Números.
Sayid logró arreglar el ordenador y los Números se introdujeron, pero en un muy tenso momento Locke confrontó a Jack para convencerlo de que fuera él el que pulsara la tecla.
A pesar de que parecía que el doctor se iba a negar, finalmente aceptó, reinició la cuenta y John estableció unos turnos para pulsarla.
Así comenzó el ritual del protocolo de El Cisne para los supervivientes.
Y Desmond se pasó semanas dando vueltas en el Elizabeth sin poder abandonar la Isla.
Mientras, James, Michael y Jin llegaron de nuevo a la Isla y fueron apresados por los supervivientes de la sección de cola, con los que, tras quedar claro quiénes eran, iniciaron el camino hacia la playa.
La llegada al campamento fue muy desafortunada porque, en medio de la confusión, Ana Lucia disparó accidentalmente a Shannon, que había iniciado una poco creíble relación con Sayid, y murió en sus brazos.
Tras este tenso incidente, ambos grupos se reunieron, y Rose volvió a estar con Bernard.
De entre los miembros de la cola, Eko llamó la atención del Adversario, que se lo encontró como Humo Negro y, tras examinarlo, decidió que podía servir como sustitutivo de Locke en caso de que ese plan le fallara, puesto que el nigeriano compartía características con John como el misticismo y la fe.
Siempre iría bien tener un plan B.
Los Otros hicieron experimentos con Walt y vieron que llegaba un momento en que ya no les era de utilidad.
Pero para lo que sí les podía servir era para hacer caer a los supervivientes en una trampa.
A través del ordenador de El Cisne se comunicaron con Michael para hacer que el sufrido padre cayera en sus manos.
Además, el mismísimo Ben, haciéndose pasar por un fallecido viajero que llegó a la Isla en globo, Henry Gale, se dejó apresar por Rousseau para acabar prisionero de Jack y John en El Cisne.
La idea era introducir la duda y la desconfianza entre ellos, y hacer cuestionarse a John su fe.
Tal vez Ben no era consciente del peligro que representaba no pulsar el botón de El Cisne.
El que sí que era consciente era el Adversario, que quizás se apareció como Walt en varias ocasiones para hacer que la tecla no fuera pulsada, ya que la destrucción de la Isla era algo que también le iba bien.
Por otra parte los Otros liberaron a Michael y prometieron devolverle a Walt a cambio de que liberara a Ben, y que volviera con cuatro supervivientes concretos: Jack, Kate, James y Hugo.
En realidad todo era un plan de Ben para conseguir ser operado por el doctor; Hugo sólo serviría para que volviera al campamento con una advertencia, y Kate y James para manipular los sentimientos de Jack, ya que éste había desarrollado fuertes sentimientos hacia Kate.
Michael cumplió su misión y liberó a Ben, pero por el camino se vio obligado a matar a Ana Lucia y a Libby Smith, otra pasajera de la cola que acababa de comenzar un fugaz romance con Hugo.
A pesar de que Jack sospechaba de Michael, le siguió el juego y fue con él y los supervivientes requeridos de cabeza a una trampa.
Mientras, Locke había perdido toda fe en el botón y su protocolo, sobre todo cuando, junto con Eko, encontró una Estación Dharma, La Perla, que parecía monitorizar todo lo ocurrido en El Cisne como si fuera un experimento psicológico sobre tener fe en el botón.
En realidad era al contrario, el experimento psicológico era la tarea de observación en La Perla, cuyos resultados eran sistemáticamente desechados en un campo vecino.
Pero John perdió la fe completamente y, cansado de ser engañado, decidió dejar de pulsar el botón para ver qué ocurría, justo en el momento en el que Desmond volvía con su velero en su intento fracasado de fuga.
Jack utilizó el velero de Desmond para que Sayid, Sun y Jin fueran hacia La Puerta, la Estación Dharma de la que Michael les había hablado, y a donde debían dirigirse, que no era más que un señuelo, una Estación falsa para despistarlos mientras el grupo de Jack, James, Kate y Hugo era capturado en otro lugar.
Ben se reveló ante ellos como líder de los Otros y envió a Hugo de vuelta al campamento, al mismo tiempo que dejaba que Michael se fuera con Walt en un barco con un rumbo fijo que les permitiría abandonar la Isla.
Michael fue visto como un gran traidor a pesar de que todo lo había hecho por su hijo, pero nunca pudo perdonarse su traición y Walt lo rechazó, por lo que en breve Michael intentaría suicidarse, aunque sin éxito.
La Isla aún tenía planes para él.
Y en El Cisne John, oponiéndose a Eko, destruyó el ordenador para no introducir más los Números.
Fue entonces cuando Desmond, viendo registros de La Perla, se dio cuenta de que habían cometido un error: el poder de El Cisne era real, puesto que en esos registros se veía cómo él había sido el causante de que el Oceanic 815 se estrellara al no pulsar el botón.
Entendió que todo ocurría realmente por una razón, y que fue John quien lo salvó aquel día aporreando la Escotilla para que ahora él pudiera salvarlos a todos.
John no entendía nada, y se dio cuenta de su gran error demasiado tarde como para poder hacer algo.
En cambio, Desmond cogió la llave del mecanismo de seguridad, que guardaba en Our Mutual Friend, y corrió a activar el mecanismo que descargaba del todo la bolsa de El Cisne y hacía implosionar la Estación.
Sin dudarlo, sabiendo que iba a morir y recordando a su amada Penny, se sacrificó por todos girando la llave que salvaba el mundo.
Y así la Escotilla implosionó y El Cisne desapareció.
Pero al liberar esa energía, la Isla se hizo localizable y pudieron encontrarla no sólo Penny, que había estado buscando a Desmond, sino su mismísimo padre Charles Widmore, que la buscaba desde que Ben lo expulsó de ella.
Llegaba el momento de reclamarla para sí.
Varias fuerzas estaban a punto de entrar en juego en la batalla por el control de la Isla.
Tras esta segunda gran intervención del escocés especial, lo que veremos en el próximo capítulo es la historia de la tercera y cuarta temporada, las luchas en la Isla entre los losties y Dharma y la llegada del equipo de Widmore en el carguero; es decir, la etapa de conflictos antes de la recta final.
Y acabaremos con la salida de algunos losties, que más adelante deberán volver, como ya sabemos, de cara a la batalla final.
Así pues, el miércoles conoceremos el penúltimo capítulo de la historia, la antesala del gran clímax final.
Namaste, and good luck, brothas!Lost: Toda la historiaCapítulo TresCapítulo DosCapítulo UnoLeer más sobre LostFotografías

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