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Crítica: Sucker Punch. El espectáculo audiovisual definitivo

Por fin se ha estrenado Sucker Punch, un film muy esperado por mucho motivos.
Los que vimos Watchmen con buenos ojos y disfrutamos en la justa medida con Ga’Hoole, esperamos la redención de Zack Snyder de cara a su próximo y definitivo reto cuando nos devuelva a la gran pantalla a Superman.

Sin embargo, este batiburrillo steampunk protagonizado por un grupo de lolitas góticas estaba muy cerca de caer en el abismo del videoclip bonito y vacío de contenido.
Esa sucesión de niveles o pantallas que vemos discurrir durante el metraje del film era mi más sincera preocupación y sin embargo, me he descubierto esperando con ganas cada nuevo asalto agarrado a la butaca y apretando los dientes.

Sucker Punch nos introduce en la mente de Baby Doll, una huérfana problemática a la que un padrastro de pesadilla encierra en un instituto psiquiátrico con la cruel intención de convertirla en un vegetal mediante una lobotomía.
Junto con sus compañeras de pabellón consigue urdir un plan que tendrá lugar en varios niveles de su psique, en los que tendrán conseguir reunir los elementos necesarios para poder poner en práctica la fuga de aquel terrorífico lugar.
Pero para conseguir cada pieza del puzzle, tendrán que enfrentarse a miríadas de enemigos en las distintas misiones necesarias para ir completando su objetivo, con la única ayuda de sus habilidades con las armas, su efectivo trabajo en equipo y los consejos de un misterioso compañero de viaje que les facilitará la logística y la estrategia.
Desde la primera escena en la que sin apenas diálogos Snyder consigue ponernos los pelos de punta, presentarnos la situación y al personaje de Emily Browning, sabemos que estamos ante un producto muy especial.
Sin reparar en el mecanismo por el cual las chicas se organizan en los distintos niveles del subconsciente, una vez establecido el escenario principal y la premisa del film, el director nos mete directamente en la acción sin darle demasiada importancia a la posible justificación de tanto aparataje visual, lo que la emparenta directamente con el mundo del videojuego.
Tanto tiempo de pantalla dedicado a las escenas de acción hace que la tridimensionalidad de los personajes se resienta relativamente y que a pesar de las más de dos horas de metraje, se echen en falta algunos momentos más distendidos que nos den a conocer más detalles sobre las chicas y sus enemigos.
Sin embargo, siendo conscientes del tipo de espectáculo al que vamos a asistir, no tenemos más que dejarnos llevar por los diseños, la música y el genial uso de la cámara de Zack Snyder, que con un presupuesto más holgado se ha desatado de las restricciones de las que fue objeto en 300, presentándonos aquí un festival audiovisual en toda regla.
Mención a parte merecen las protagonistas del film, que tanto por sus sensuales looks como por la agresividad que son capaces de mostrar en pantalla, se meten al público en el bolsillo tras la primera de sus escenas de grupo.
Snyder da la campanada rematando el film con un plano secuencia en la última misión que viene reafirmarle como ese enfermo increíblemente lúcido que fue capaz de parir los celebérrimos 72 segundos de Leonidas desguazando persas a diestro y siniestro.
El problema llega a la hora de hilvanar toda esta acción para intentarle dar un desarrollo y una conclusión efectivas.
Se ha optado por lo que en mi opinión es una opción arriesgada, con un final que no agradará a todo el mundo y que posiblemente sea la razón que esté impidiendo un resultado en taquilla a la altura de las expectativas.
Si la audiencia no sale de las salas con una explosión y con una sonrisa de oreja a oreja, no terminará de hablar bien de un film que en mi opinión tendría que estar contando más con el favor del público.
Incluso con esa increíble habilidad para incluir tanta acción sin mostrar una sola gota de sangre, tanto en Norteamérica como en nuestro país, le ha ganado la batalla el cine familiar, lo que cierra las puertas a films más arriesgados y con cierto afán de experimentación como este.
Sucker Punch es el espectáculo audiovisual definitivo.
Es una película ideal para los amantes de la acción, los seguidores del animé y el manga, para los inquietos de la imagen y el sondio y en general para los que quieran pasar un buen rato con un bol de palomitas y un subidón de adrenalina.

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