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El tradicional festival de música de Glastonbury en el condado inglés de Somerset, ha sido objeto de un estudio científico con resultados sorprendentes y una clara adventencia para evitar la contaminación por éxtasis y cocaína que se produce en dichos festivales por la actitud incívica de sus asistentes.
Científicos de la Universidad de Bangor en Gales, tomaron numerosas muestras de las aguas de los ríos cercanos a Glastonbury, la pequeña ciudad que celebró hasta 2019 uno de los festivales de música más tradicionales y con mayor asistencia de público del mundo.
La pandemia paralizó su celebración en 2020, pero en junio de este año ha vuelto a celebrarse con la asistencia de 200.000 personas.
Los resultados de las muestras recogidas en 2019 mostraron grandes cantidades de cocaína, éxtasis y otras drogas ilegales que provenían de la orina de los asistentes al festival.
Que la orina de los asistentes al festival de música llegue a los ríos se produce porque en lugar de utilizar los urinarios, miccionan junto a los árboles o en el césped, esa orina se filtra a través del suelo y acaba en las aguas de los ríos cercanos a Glastonbury.
Las concentraciones de drogas se cuadriplicaron en la semana posterior a la celebración del festival, pero siguen presentes en el río.
Los científicos advierten que las drogas que se encuentran en las aguas de los ríos cercanos a Glastonbury, están afectando a especies protegidas como la anguila europea y el impacto ambiental es altamente preocupante.
Las drogas pueden afectar los ciclos de reproducción de estas especies protegidas y causarles lesiones y degradación muscular, además de adicción.
Los organizadores del festival de música aconsejaron a los asistentes que no orinaran en el suelo mediante letreros pero estas peticiones son ignoradas y ahora se pide que por los medios que sean necesarios se impida que tales acciones se vuelvan a suceder en Glastonbury cuando se celebre el festival de 2022.
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