Revela la Agencia Nacional del Petróleo brasileña que en 2008 las ventas de etanol superaron las de la gasolina y el gasoil por primera vez en la historia del país latinoamericano.
En ese año, el aumento de la venta de biocombustibles ha sido del 45%, lo que arroja unos datos totales de 16.
000 millones de litros vendidos en estaciones de servicio.
A la vez, se cuestiona el impacto medioambiental que ello supone.
Al contrario de lo que sucede en EEUU (que es el mayor productor mundial), en Brasil, que se sitúa segundo en el ránking, los biocarburantes son más baratos que el petróleo.
Y no se extrae ni del maíz ni del aceite de palma, sino de la caña de azúcar.
¿Qué sucede? Desde organizaciones por la defensa medioambiental se elevan las primeras críticas a este modelo que se está extendiendo.
Presentados como una de los grandes avances en materia de conversión a tecnologías verdes, ya hemos recogido aquí en Ecologiablog reparos hacia la eficiencia, viabilidad y consecuencias de los biocarburantes, especialmente los de primera generación.
Pero el caso es que Brasil está a la vanguardia a nivel mundial.
Tanto, que la mayoría de las estaciones de servicio del país ya han sido adaptadas para que también ofrezcan etanol, al lado de la tradicional gasolina y gasoil, a los conductores.
Y se espera que la tendencia se afiance: para 2010, se invertirán 100.
000 millones de dólares en la producción de biocarburantes.
El mayor problema es la presión creciente sobre la selva amazónica.
Si la necesidad de nuevos pastos para el ganado bovino está detrás de gran parte de la deforestación de los últimos años, ahora se suma la de encontrar nuevas zonas donde cultivar la caña de azúcar para producir etanol.
Por lo general, para “limpiarla”, sencillamente se quema la selva, algo que envía a la atmósfera cantidades enormes de CO2.
Y evidentemente, luego, al empequeñecer el pulmón del planeta, la Tierra pierde capacidad de generar oxígeno y luchar contra el cambio climático.
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