Seguimos con los animales en la ciudad y en Inglaterra.
Es inevitable, hay tanta legislación y protección a la fauna en el Reino Unido, que ésta termina llevando su modo de vida a las ciudades y, por supuesto, sin respetar las normas de convivencia del ser humano.
Esta vez, la policía de Wiltshire ha dado por fin con la banda que durante semanas se han dedicado a destrozar los circuitos y cables de los coches y las líneas telefónicas de las casas.
Los curioso es que el grupo de vándalos no había estado fichado anteriormente por la policía, ni ellos ni ninguno de su especie, pues los maleantes eran de una variedad pequeña y peluda: unas ardillas.
Los oficiales hicieron un llamado público y empezaron una investigación casa por casa, entrevistando a los residentes y buscando crear un retrato robot de los delincuentes.
Dos semanas más tarde, la policía se vio obligada a suspender la operación cuando cayeron en cuenta que los culpables eran unas simpáticas y traviesas ardillas.
Expertos en el bienestar animal instaron al público a no tomar la ley en sus propias manos al hacer frente a los roedores molestos.
Las ardillas también pueden morder si se sienten acorraladas, así que ir de chulo persiguiendo a éstos pequeños animales puede resultar en una visita al hospital.
Un portavoz de la RSPCA aclaró que el comportamiento no era extraño pues las ardillas tienen una tendencia a masticar cables de todo tipo, a falta de ramitas.
La policía está buscando una forma tipificar éste tipo de delito, no tanto por el acto en sí, sino por quien lo cometió.
Entre tanto, las asociaciones de vida silvestre buscan una solución para calmar las ganas de masticar de las ardillas.
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