El Día Internacional de la Biodiversidad Biológica de 2013 tuvo como tema el agua, un recurso natural sin el cual ningún ser vivo podría sobrevivir.
Como la seguridad alimentaria, la humanidad debe ocuparse de la seguridad hídrica, la gestión eficaz y explotación sostenible del agua que garantice su disponibilidad futura para la salud, los medios de vida y el desarrollo.
En otras palabras, evitar la escasez de agua.
Pero no vamos por buen camino; Ban Ki-moon ha advertido que de seguir la tendencia actual, la futura demanda de agua no podrá ser satisfecha.
El secretario de la ONU ha dicho que vivimos en un mundo en el que hay cada vez más inseguridad hídrica, donde la demanda supera a la oferta y la calidad del agua a menudo no cumple las normas mínimas.
De acuerdo con la ONU, alrededor de 1,2 millones de personas, o casi una quinta parte de la población mundial, viven en zonas en las que el agua es escasa, y otros 500 millones se están aproximando a esta situación.
Por otra parte, casi una cuarta parte de la población mundial se enfrenta a la escasez económica de agua, la ausencia de infraestructura necesaria para transportar el agua desde los ríos y acuíferos.
En 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de la ONU reconoció explícitamente el derecho humano al agua, reafirmando que el agua potable y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos.
Sin embargo, la organización calcula que en 2025, 1,8 millones de personas vivirán en países o regiones con escasez absoluta de agua.
No es una fecha que nos quede muy lejos.
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