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Caza de pitones asilvestradas en Florida

Los Everglades, el gran humedal del sur de Florida, son el hábitat de numerosas especies.
Entre ellas, hay unos inquilinos especialmente inquietantes.
Y, para qué mentir, nada deseados, porque tienen la mala costumbre de amenazar el ecosistema autóctono y atemorizar a la población.

Efectivamente, si pensábais en las pitones birmanas, podéis cantar bingo.

Abandonadas tras ser adquiridas como mascotas, estos ofidios tienen fácil la superviviencia en este clima cálido.
Pero el medio se les está volviendo hostil.
Ahora tendrán un nuevo enemigo: los cazadores ya tienen permiso para matarlas.

La autorización del Estado de Florida para cazar pitones birmanas forma parte de un programa mayor para acabar con el crecimiento de la población de estas culebras gigantes de origen asiático, capaces de engullir caimanes o venados, que pueden alcanzar tranquilamente los 6 metros y pesar 400 kilos.
Su presencia crea una psicosis social justificada que va en aumento, a lo que se une su expansión hacia el norte de USA como consecuencia del aumento de la temperatura en el planeta.

La alarma social es muy comprensible.
Las especies autóctonas, algunas de ellas en peligro de extinción, sufren la invasión de las pitones, y los sucesos de sustos y muertes causadas por estos ofidios salpican los periódicos de forma constante.
Que si un ciudadano se encuentra una pitón en su inodoro, que si otra que se escapa de la jaula y mata a una niña de 2 años… ¿Cómo no van a saltar las alarmas?.
Todos los ingredientes están en la receta para que así ocurra.
Pese a la dureza de la situación, sin embargo, en este polémico tema estoy con los defensores de las pitones.
Porque nada de todo esto hubiera ocurrido si desde el principio se hubieran hecho las cosas como es debido.
Hablo, por supuesto, de prohibir su comercio.
Y de proteger a las especies exóticas de las fauces del tráfico clandestino, de la falta de ética de las tiendas de animales y de cazadores sin escrúpulos.
Hubiera sido mucho mejor que recurrir a los disparos.
Ahora, con todo el problema encima, las víctimas son, como tantas veces, inocentes.
Entre ellas, cuento a las pitones.
¿Y tú?Vía

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