En las casas verdes, toda la familia ha de aportar su granito de arena.
Y el perro, por supuesto, tiene mucho que hacer en cuestiones de -por qué no llamarlo así- ecoeficiencia canina.
¿Qué puede hacer un perro para respetar el medioambiente?.
Muchos estaréis pensando en una campaña educativa a sus dueños para que no dejen las caquitas de sus mascotas en plena calle.
Sería una buena manera de mejorar el entorno, pero no, no hablamos exactamente de esto.
Aunque la pregunta sería esta otra: ¿Qué puedo hacer por mi perro para hacerlo ecológicamente responsable?.
Porque, si ellos también sufren el cambio climático o una mayor incidencia de cánceres con el aumento de radiación de los rayos uva, por citar algunos ejemplos, es fácil deducir que el tema va con ellos.
Ellos también se la juegan.
Pues bien, para que nuestro perro ladre en verde lo primero es conseguir que sus dueños tengan una manera de pensar ecológica.
Es decir, que estén preocupados por el impacto ambiental que deja su can.
Y, no, no creáis que se trata de una forma de pensar insólita.
La ecología aplicada a las mascostas es una temática que está triunfando en USA.
El libro Eco Dog, que lleva 15.
000 ejemplares vendidos en un año, es un buen ejemplo de las mieles del éxito que vive este mercado emergente.
Los autores de este libro proponen una serie de gestos ecológicos para aumentar su bienestar, lograr un bajo impacto ambiental y orientarnos en la difícil marea comercial de productos verdes que comercializan para ellas.
Las sugerencias de esta guía van desde la alimentación con productos ecológicos como contribución a la conservación del planeta hasta la mejora de la salud del can.
La obesidad es otra amenaza que intentan prevenir.
En fin, el libro propone recetas y aperitivos caseros, así como ideas para fabricar uno mismo accesorios caninos para el hogar.
O explican cómo aprovechar algunas partes de los accesorios cuando éstos se hacen inservibles.
También advierten sobre los productos de limpieza que pueden causarle envenenamientos en el entorno doméstico.
Una de las cosas que más me gustan del enfoque de este manual es su tolerancia a maneras de tener animales que en muchas ocasiones son criticadas por defensores de los animales, demostrando que se puede compaginar tener mascotas mimadas con la protección del entorno, tanto animal como vegetal.
Los autores de este curioso libro son Jim Deskevich y Corbett Marshall, activistas ambientales propietarios de una pequeña tribu de perros y gatos, que ahora están preparando el lanzamiento de una colección de vestidos orgánicos para el mejor amigo del hombre.
A la moda y respetuosos con el entorno.
Sin morder.
Esto sí que es alto diseño medioambiental.
¡Guau!Vía
