Reciclar los tapones de plástico ha adquirido una dimensión superior a la ecológica.
Cada vez son más las causas solidarias que echan mano de la recolección de tapones para financiarse.
Los tapones reciclados son vendidos a las empresas que les dan un segundo uso y el dinero recaudado de esta forma es destinado a una causa solidaria.
Ha sido un método empleado con éxito por muchas familias que necesitaban fondos para costear la operación de un niño.
La campaña “Una sonrisa para Aitana” se convirtió en una referencia de esta estrategia.
Necesitaba ser operada con urgencia y la intervención, que sólo podía ser realizada en Estados Unidos, costaba 200 mil euros.
La campaña logró reunir casi 340 toneladas de tapas de plástico –más de 168 millones de tapones– y recaudar así casi cien mil euros.
De acuerdo con Repsol, el reciclaje de tal cantidad de tapones evitó la emisión de 504 mil kilogramos de dióxido de carbono.
La organización Aitzina, que pone en marcha campañas de reciclaje de tapones para apoyar a los enfermos de ataxia-telangiectasia, explica que los tapones de los envases normalmente están hechos con plástico no reciclado y por tanto tienen más valor en el mercado.
Hay que recordar que existen varios tipos de plástico y una de las clasificaciones obedece al tipo de polímero del que está fabricado el plástico.
Cada polímero es identificado con un número incluido en el centro de un triángulo cuyas líneas son flechas continuas.
Si no hay símbolo en el envase, probablemente se debería asumir que se trata de plásticos múltiples y no reciclables.
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