Al tiempo que ciertos gobiernos intentan reprimir el uso que sus ciudadanos hacen de la Internet, algunas compañías han descubierto que es bastante rentable el negocio de ayudar a combatir la censura. Mientras más se esfuerzan esos regímenes en impedir el acceso a la información, más dispuestas están las personas a pagar a otros por disponer de un nivel “más aceptable” de libertad.El acceso a proveedores de correo electrónico totalmente anónimo, servidores proxy y redes virtuales privadas (VPN) no es necesariamente costoso, pero al parecer las ganancias son enormes debido a la cantidad de clientes que, cada vez en mayor número, reclaman estos servicios desde naciones con gobiernos autoritarios.El servicio Puff, por ejemplo, permite a los usuarios acceder anónimamente a la Internet libre mediante una serie de servidores proxys, con un costo anual de 16 dólares.
En principio, uno no le vería mucha ganancia a un negocio así. Sin embargo, este programa ha sido instalado por medio millón de personas y es utilizado diariamente por más de 60.000. De ellos, según explica su creador, Patrick Lin, 60% está en China y 40% está en Irán.PUBLICIDADPUBLICIDADOtra opción es Anchorfree, que ofrece una tecnología denominada VPN Hotspot Shield para facilitar acceso gratuito a 1 millón de cibernautas en China y otros 6 millones en más de 100 países.
El negocio, en este caso, es a través de la venta de avisos publicitarios, que han permitido que la empresa sea rentable. “Hemos crecido 500% en el último año”, dice David Gorodyansky, el fundador de esta compañía. Aunque existen algunos servicios gratuitos en la red, los gobiernos autoritarios levantan barreras contra ellos regularmente. En cambio, los servicios pagos poseen los recursos necesarios para combatir los constantes intentos de ser bloqueados. Poco importa si estos empresarios se han metido en este negocio por sus ideales o sólo para explotar una oportunidad de ganar dinero. Lo cierto es que están proporcionando aire a millones de personas que corren peligro de asfixia.Vía
