Un análisis crítico del fútbol femenino en España y su potencial para crecer como un producto sostenible.

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La final del próximo domingo entre España e Inglaterra no es solo un partido, es un momento crucial en la historia del fútbol femenino en nuestro país. Pero, ¿realmente estamos ante un evento que marcará un antes y un después, o es solo una ilusión pasajera? A pesar de haber alcanzado logros significativos, como ser campeonas del mundo, el verdadero desafío está en convertir ese éxito en una estructura sólida y sostenible que fomente el crecimiento del deporte en España.
Los números detrás del éxito: ¿qué nos dicen?
Es innegable que España ha cosechado títulos y cuenta con un talento excepcional en el fútbol femenino. Pero, ¿cómo podemos transformar esos logros en un modelo de negocio que perdure? Aitana Bonmatí, tras el Mundial, expresó una inquietante sensación de vacío, señalando que aún queda un largo camino por recorrer en comparación con Inglaterra, donde el fútbol femenino ha evolucionado de manera notable.
Los datos son claros: mientras España tiene un equipo fuerte, la liga inglesa se ha destacado por su inversión, visibilidad y gestión.
Además, la falta de liderazgo en la dirección de nuestras selecciones y ligas es evidente. Las jugadoras españolas, aunque demuestran calidad en el campo, han sido criticadas por su desconexión con la estructura organizativa del fútbol en España. Esto se traduce en un alto churn rate de talento, ya que muchas buscan oportunidades en ligas más desarrolladas, como la inglesa, donde la profesionalización y el marketing están mucho más avanzados.
Lecciones de éxitos y fracasos en el deporte
El caso de Inglaterra es un claro ejemplo de cómo se puede aprovechar un campeonato para revolucionar un deporte. Tras la Eurocopa 2022, el país ha invertido en infraestructura y ha logrado un aumento notable en la visibilidad de la liga femenina, algo que España aún no ha conseguido. El éxito inglés se basa en una gestión coherente y en la creación de un entorno atractivo tanto para las jugadoras como para los aficionados.
Por otro lado, en España hemos visto cómo la falta de estrategia puede llevar al fracaso. A pesar de contar con un equipo de calidad, la gestión de recursos y la comunicación han sido deficientes. He visto demasiadas startups caer en la trampa de no enfocarse en su producto y en el mercado objetivo, y el fútbol femenino español parece estar enfrentando un dilema similar. Necesitamos aprender de los éxitos y fracasos de otros para no repetir los mismos errores.
Hacia un futuro sostenible para el fútbol femenino
El verdadero desafío para el fútbol femenino en España no se limita a ganar partidos, sino a construir un modelo de negocio que garantice su sostenibilidad. El potencial es enorme, pero es fundamental trabajar en la profesionalización de la liga, en la creación de infraestructuras adecuadas y en un marketing efectivo que atraiga a patrocinadores y aficionados. La final del domingo debería ser un punto de inflexión, un llamado a la acción para que todos los involucrados se comprometan a mejorar la situación actual.
Es momento de que el fútbol femenino español deje de ser un ‘sueño’ y empiece a ser una realidad sólida y sostenible. Debemos reconocer nuestras fortalezas en el campo, pero también nuestras debilidades en la gestión administrativa. Solo así podremos aspirar a ser no solo campeones del mundo, sino un ejemplo de cómo un deporte puede crecer y prosperar en el siglo XXI.