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Análisis del nuevo presupuesto europeo y su impacto en la agricultura

El nuevo presupuesto europeo plantea desafíos significativos para la agricultura, según Luis Planas.

El debate sobre el presupuesto europeo para el periodo 2028-2034 ha encendido alarmas en el mundo rural, especialmente aquí en España. Luis Planas, quien ha sido ministro de Agricultura durante siete años, no ha dudado en expresar su decepción respecto a la propuesta presentada por la Comisión Europea.

Según él, no solo carece de ambición, sino que parece olvidar las lecciones aprendidas tras las recientes movilizaciones de agricultores. ¿Qué significa esto para el futuro del sector agrario europeo y qué se puede hacer para revertir una situación que muchos consideran injusta?

La falta de ambición en el presupuesto europeo

La propuesta de la Comisión Europea plantea un recorte del 20% en los fondos destinados a la Política Agraria Común (PAC), lo que se traduce en una asignación por debajo de los 80.000 millones de euros para España. Este escenario plantea un riesgo real de fracturar el pacto rural que ha sido fundamental para la cohesión de la Unión Europea desde su creación. La PAC no solo es un pilar económico, sino también un elemento clave en la vida cotidiana de nuestras comunidades rurales. Ignorar su importancia en las discusiones presupuestarias es, en palabras de Planas, un error considerable.

La historia reciente del sector agrario está marcada por la lucha por obtener ingresos dignos y el reconocimiento de las necesidades rurales. Las manifestaciones de agricultores y ganaderos del año pasado debieron haber servido como un llamado de atención para los responsables de la política europea. Sin embargo, el nuevo presupuesto parece pasar por alto estas exigencias, dejando un sabor agridulce entre aquellos que consideran la agricultura como un elemento clave para la autonomía estratégica de Europa.

El desafío de la negociación

Nos encontramos en una fase inicial de la negociación del presupuesto, y aunque hay voces en contra de los recortes propuestos, Planas mantiene un optimismo cauteloso sobre la posibilidad de revertir la situación. La negociación se enfocará en aumentar la ambición del presupuesto y asegurar que las partidas relacionadas con la agricultura y la pesca reflejen adecuadamente las necesidades de España. Este proceso es vital, ya que una asignación insuficiente podría tener repercusiones devastadoras para un sector que ya enfrenta numerosos desafíos.

Además, el hecho de que la nueva estructura del presupuesto otorgue más poder a Bruselas y a los estados, en detrimento de las regiones, es otro aspecto a considerar. La gestión de fondos se descargará en los estados miembros, lo que podría complicar la implementación de políticas efectivas para el sector rural. Es esencial que el gobierno español y las comunidades autónomas se mantengan firmes en la defensa de sus competencias en materia agrícola, ganadera y pesquera, para que no queden relegadas en la agenda política.

Las implicaciones para el futuro del campo español

La dependencia de trabajadores migrantes en el sector agrario es otro tema crítico. Sin la mano de obra extranjera, muchas actividades en el campo y la pesca se verían comprometidas. Este hecho resalta la necesidad de abordar la integración de estos trabajadores como una cuestión clave para el futuro del sector primario en España. La falta de una política clara que contemple sus derechos y necesidades podría agravar aún más la situación del campo español.

En cuanto a la flota pesquera, las negociaciones con Francia para el intercambio de cuotas de captura son un paso positivo, pero no son suficientes. Es necesario mantener un enfoque proactivo para asegurar que los recursos pesqueros se gestionen de manera sostenible y que los días de trabajo para los pescadores se mantengan o incluso se incrementen en los próximos años.

Conclusiones y acciones a seguir

El nuevo presupuesto europeo presenta una serie de desafíos que no se pueden ignorar. La falta de atención al mundo rural y a las necesidades de agricultores y pescadores puede llevar a un deterioro de la cohesión social y económica en las regiones más vulnerables. Es esencial que todos los actores involucrados, desde los gobiernos hasta los agricultores y las organizaciones de la sociedad civil, trabajen juntos para garantizar que el presupuesto refleje adecuadamente las realidades y necesidades del sector agrario.

El camino por delante requerirá un compromiso fuerte y una estrategia clara que priorice la sostenibilidad y el desarrollo del mundo rural. Solo así podremos asegurar un futuro próspero para la agricultura y la pesca en Europa.


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