Explora la perspectiva de un pediatra sobre por qué los niños actúan de cierta manera y cómo esto refleja su búsqueda de conexión.

Temas cubiertos
En el mundo de la crianza, muchos padres suelen ver la desobediencia infantil como un acto provocador. Pero, ¿y si te dijera que hay otra forma de entender estas acciones? El pediatra Carlos González nos invita a reflexionar sobre las verdaderas intenciones que hay detrás del comportamiento de nuestros pequeños.
En lugar de considerarlo un desafío, él propone que estas conductas son, en realidad, intentos de conexión y búsqueda de orientación. ¿No sería más constructivo ver las cosas desde esta perspectiva?
Desmontando el mito de la provocación
González ilustra su punto con un ejemplo cotidiano que muchos reconocerán: imagina a un conductor detenido por un agente de tráfico que sonríe.
¿Acaso esa sonrisa es un desafío? No necesariamente. Es una estrategia para suavizar la situación. De manera similar, cuando un niño repite una conducta prohibida mientras observa a sus padres, no lo hace con la intención de provocar, sino que está buscando aprobación y conexión. Este cambio de interpretación puede transformar cómo respondemos a lo que a menudo consideramos rebeldía.
Y es que la risa de un niño en un momento de desobediencia no es burla; es más bien una manifestación de su deseo de entender los límites y su lugar en el entorno familiar. González nos recuerda que, si un niño se atreve a actuar frente a un adulto, es probable que esté confundido sobre lo que se espera de él. Así que, lo que muchos padres ven como desafío podría ser, en realidad, una búsqueda de claridad sobre las reglas que rigen su comportamiento.
La importancia de la claridad en la comunicación
Una de las lecciones más valiosas que comparte González es la necesidad de establecer reglas claras y precisas. Por ejemplo, un simple “no pintes en la pared” puede ser interpretado de tantas maneras por un niño: ¿nunca se puede pintar? ¿solo con permiso? ¿en algún momento específico? Esta ambigüedad puede generar confusión y, por ende, comportamientos no deseados. Cuando los niños comprenden claramente las reglas, tienden a ajustarse a ellas.
Entonces, ¿cuál es la clave? La comunicación efectiva. Los padres deben esforzarse por ser claros y específicos en sus instrucciones, evitando palabras que puedan llevar a malentendidos. González sostiene que, al entender realmente las expectativas, los niños pueden mejorar su comportamiento sin necesidad de recurrir al miedo o a castigos. Esto, sin duda, promueve un ambiente familiar más armonioso.
Lecciones para padres
Según la experiencia y observaciones de González, es fundamental que los padres reconsideren cómo abordan la disciplina y la desobediencia. La primera lección es evitar la interpretación negativa de la conducta infantil. En lugar de pensar que un niño está desafiando la autoridad, es más útil ver sus acciones como un intento genuino de conectarse y entender su entorno.
Además, establecer un diálogo abierto sobre las reglas y expectativas puede prevenir malentendidos. Los padres deben estar dispuestos a escuchar las inquietudes de sus hijos y explicarles las razones detrás de las normas. Este enfoque no solo fomenta una relación de confianza, sino que también ayuda a los niños a desarrollar un sentido de responsabilidad y comprensión sobre su comportamiento.
Finalmente, es crucial que los padres se mantengan pacientes y dispuestos a ajustar sus métodos de crianza. La flexibilidad en la comunicación y la disposición para reevaluar las reglas son factores determinantes en la creación de un ambiente familiar positivo, donde los niños se sientan seguros y comprendidos. ¿No crees que vale la pena intentarlo?