×

El futuro incierto de la aviación militar española tras la decisión sobre los F-35

La reciente decisión del gobierno español de suspender la compra de los F-35 plantea serias dudas sobre el futuro de la aviación militar en el país.

La reciente decisión del gobierno español de frenar la compra de aviones F-35 Lightning II ha levantado un gran revuelo en el ámbito de la defensa nacional. Aunque se habían dado pasos preliminares hacia la adquisición de estos cazas furtivos de quinta generación, la verdad es que la prometida inversión del 2% del PIB en defensa parece estar en conflicto con la compra de un modelo estadounidense.

¿Por qué? Porque se ha decidido destinar un 85% de esos fondos a proyectos europeos. Y aquí surge una pregunta inquietante: ¿qué implicaciones tiene realmente esta decisión para la capacidad operativa de nuestras Fuerzas Armadas?

Los números detrás de la decisión

El Ministerio de Defensa había avanzado en la elaboración de una RFI para el caza de Lockheed Martin, y se había asignado una partida de 6.250 millones de euros en los presupuestos de 2023 para un avión que debía sustituir a los Harrier y los últimos F-18. Pero, seamos realistas, esos planes han quedado en el aire. La Armada, que planea retirar sus Harrier AV-8B para 2030, se encuentra sin alternativas viables. La única opción de caza de despegue vertical que podría haber reemplazado al Harrier es el F-35B, y su ausencia significa que la Armada se verá limitada a operar únicamente helicópteros desde el buque Juan Carlos I. ¿Es esta la mejor manera de proteger nuestros cielos?

Por otro lado, el Ejército del Aire y el Espacio también consideraban el F-35A como una solución temporal hasta que el FCAS (Futuro Sistema Aéreo de Combate) europeo esté listo, lo cual no sucederá antes de 2040. El teniente general Francisco Braco ha expresado su preocupación por depender de una única flota de aviones de combate, lo que revela una falta de flexibilidad estratégica en nuestra defensa. Mientras tanto, los datos de crecimiento del sector militar europeo muestran que otros países, como el Reino Unido y Alemania, ya han dado pasos adelante al adquirir el F-35. Eso nos deja en una posición desfavorable. ¿Estamos realmente preparados para enfrentar los desafíos futuros?

Lecciones de fallos y éxitos pasados

La experiencia de otros países en el ámbito de la defensa nos enseña que depender de un solo proveedor puede ser peligroso. He visto demasiadas startups fallar por poner todos sus recursos en un único proyecto sin considerar alternativas. En el caso del F-35, aunque es un avión tecnológicamente avanzado, los severos controles impuestos por Estados Unidos sobre las tecnologías críticas y su elevado coste plantean dudas serias sobre su viabilidad a largo plazo. La industria militar europea, según el gobierno español, no está en condiciones de satisfacer un aumento rápido en la demanda, lo que podría llevar a una mayor dependencia externa. ¿Estamos dispuestos a correr ese riesgo?

Otro caso relevante es el de Suiza, que ha enfrentado un escándalo debido al aumento unilateral de precios en el F-35, lo que ha llevado a cuestionar la relación costo-beneficio de este tipo de adquisiciones. Las lecciones aprendidas de estos fracasos deberían llevar a nuestros líderes a reevaluar sus prioridades y buscar soluciones más sostenibles que garanticen la autonomía estratégica de España.

Consideraciones finales y pasos a seguir

Ante la situación actual, es crucial que el gobierno español contemple alternativas al F-35 y explore opciones como el Rafale francés, que podría ofrecer una solución más viable a corto plazo. La Armada ya ha solicitado un estudio de viabilidad para un portaaviones que permita operar aviones de combate más allá de los de despegue vertical. Sin embargo, estas soluciones no estarán disponibles a tiempo para reemplazar a los Harrier, lo que significa que España podría perder temporalmente su capacidad de combate aéreo de ala fija. ¿Estamos dispuestos a aceptar esa pérdida?

El camino a seguir debe incluir un análisis exhaustivo de las opciones disponibles, así como un enfoque en el desarrollo de capacidades nacionales que reduzcan la dependencia de proveedores externos. La defensa no es solo una cuestión de adquirir tecnología avanzada, sino también de garantizar que el país tenga el control sobre sus capacidades y pueda responder de manera efectiva a los desafíos de seguridad. ¿No merece España una defensa sólida y autónoma?


Contacto:

Lea También