Descubre los detalles complejos del intento ambicioso, aunque finalmente infructuoso, de BBVA por adquirir Banco Sabadell.

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En un desarrollo significativo dentro del sector bancario español, el BBVA ha concluido oficialmente su intento de adquirir el Banco Sabadell, logrando solo el 25.47% del capital de la entidad. Esta cifra se encuentra muy por debajo del umbral del 50% que le habría otorgado el control sobre la institución catalana.
La noticia fue confirmada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), poniendo fin a una prolongada saga de toma de control.
La adquisición propuesta tenía como objetivo mejorar la posición del BBVA en el competitivo panorama bancario de España.
El BBVA había presentado una oferta estructurada en torno a un intercambio de acciones, proponiendo una nueva acción de BBVA por cada 4.83 acciones del Banco Sabadell. Esta valoración situaba el valor total del banco Sabadell en aproximadamente 11.5 mil millones de euros, cifra que fue rechazada de manera contundente por su dirección.
Cronología de los eventos
La trayectoria que condujo a esta adquisición fallida estuvo marcada por una serie de movimientos estratégicos y la búsqueda de aprobaciones regulatorias. En un primer momento, BBVA anunció su intención de realizar una oferta de adquisición hostil tras el rechazo de una propuesta amistosa por parte de Banco Sabadell. Esta situación llevó a BBVA a solicitar las autorizaciones necesarias ante las principales autoridades financieras, incluyendo el Banco Central Europeo (BCE) y la CNMV.
Obstáculos regulatorios y autorizaciones
Tras el anuncio inicial, la CNMC aprobó la concentración de los dos bancos, lo que permitió a BBVA avanzar con su adquisición. Posteriormente, el Ministerio de Economía inició una consulta pública para evaluar las implicaciones de la fusión en el interés general. Finalmente, el Consejo de Ministros aprobó la oferta, estipulando que ambos bancos mantendrían identidades legales y operativas separadas durante un mínimo de tres años. Este periodo podría extenderse a cinco años si así se considera necesario.
A medida que avanzaba el proceso, Banco Sabadell tomó la decisión estratégica de desinvertir en su filial del Reino Unido, TSB, vendiéndola a Santander UK por aproximadamente 3.4 mil millones de euros. Esta acción fue acompañada de un compromiso de devolver 2.5 mil millones de euros a sus accionistas una vez completada la transacción, lo que evidencia un enfoque proactivo en la gestión financiera.
Scrutinio europeo y reacciones de los accionistas
Las intentonas de adquisición encontraron obstáculos adicionales cuando la Comisión Europea inició un procedimiento de infracción contra España. La Comisión manifestó su preocupación de que las leyes nacionales aplicadas para evaluar y condicionar la oferta de adquisición pudieran entrar en conflicto con las regulaciones europeas sobre la libertad de establecimiento y el movimiento de capitales.
Ante estos acontecimientos, Banco Sabadell anunció su plan de recompensar a sus accionistas con un total de 6.3 mil millones de euros en un periodo de tres años. Por su parte, BBVA detalló su intención de distribuir aproximadamente 36 mil millones de euros a sus accionistas durante el mismo lapso, lo que refleja su compromiso de mantener la confianza de los inversores a pesar del fracaso de la adquisición.
Etapas finales de la oferta
Con el inicio del periodo de aceptación de la oferta de BBVA, la CNMV aprobó el prospecto de la misma, que incluía un nuevo ratio de canje de acciones de BBVA por acciones de Sabadell. A pesar de estas modificaciones, el consejo de administración de Banco Sabadell rechazó de manera unánime la propuesta, desaconsejando a los accionistas aceptar la oferta.
BBVA intentó ajustar su oferta nuevamente, elevando el ratio de canje a 4.8376 acciones de Sabadell por cada nueva acción de BBVA, lo que representaba una mejora del 10% respecto a los términos anteriores. Sin embargo, esta nueva oferta también encontró resistencia por parte del consejo de Banco Sabadell. No obstante, un voto disidente notable provino del inversor mexicano David Martínez, quien poseía una participación del 3.86% y expresó su intención de aceptar la oferta.
Con el plazo para la aceptación de los accionistas ya finalizado, el ambicioso intento de adquisición de BBVA ha llegado oficialmente a su fin. Las repercusiones de esta oferta fallida seguramente resonarán en todo el sector bancario, influyendo en las decisiones estratégicas futuras y en la dinámica del mercado.