Hassan triunfa en las elecciones de Tanzania, a pesar de la violencia y la exclusión que caracterizan el proceso electoral.

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La reciente elección presidencial en Tanzania ha resultado en una victoria inesperada para la presidenta Samia Suluhu Hassan, quien obtuvo más del 97% de los votos, según los resultados oficiales publicados el sábado. Diciéndonos la verdad: este triunfo ha estado marcado por controversias y actos de violencia que cuestionan la legitimidad del proceso electoral.
Contexto de las elecciones
Las elecciones, celebradas el pasado miércoles, se caracterizaron por la exclusión de candidatos de gran relevancia de la oposición. Dos de los principales rivales de Hassan fueron descalificados, lo que desató protestas en varias ciudades del país.
La realidad es menos politically correct: esta situación se intensificó con la intervención de las fuerzas de seguridad, resultando en enfrentamientos violentos entre manifestantes y policías.
Reacciones de la comunidad internacional
Diciéndonos la verdad: el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, no ha dudado en expresar su preocupación por la situación en Tanzania. Ha instado a todas las partes involucradas a evitar una mayor escalada del conflicto. La represión de las manifestaciones ha captado la atención mundial, con múltiples víctimas reportadas entre los manifestantes, aunque el gobierno insiste en que no ha habido uso excesivo de la fuerza.
La victoria de Samia Suluhu Hassan
Al recibir el certificado de su victoria en la capital administrativa, Dodoma, Hassan destacó que el resultado es un reflejo del deseo de los tanzanos por un liderazgo femenino. “Es el momento de unir nuestro país y no destruir lo que hemos construido en más de seis décadas”, afirmó, dejando claro su compromiso por mantener la paz y la estabilidad en la nación.
A pesar de la victoria, muchos críticos aseguran que el evento electoral no fue más que una coronación disfrazada. La presidenta se enfrentó a candidatos de partidos menores, lo que ha llevado a la oposición a cuestionar la validez de los resultados.
La represión y el contexto político
Desde que asumió el poder en 2025, tras la muerte de su predecesor, John Pombe Magufuli, Hassan ha sido acusada de implementar un crackdown sin precedentes contra la oposición. Observadores han denunciado un preocupante patrón de desapariciones forzadas, arrestos arbitrarios y asesinatos extrajudiciales en el periodo previo a las elecciones. La situación se complica aún más con la prohibición de los principales líderes opositores, quienes han enfrentado juicios y encarcelamientos.
Protestas y violencia en el día de las elecciones
El día de las elecciones, la tensión se palpó en el ambiente. A medida que las protestas se multiplicaban, las fuerzas de seguridad optaron por una respuesta contundente. Esto derivó en disturbios en varias ciudades, incluyendo Dar es Salaam. La situación se complicó aún más por las restricciones de internet y un toque de queda impuesto por el gobierno, lo que llevó a reportes de múltiples lesiones y, lamentablemente, muertes.
El partido de Hassan, el Chama Cha Mapinduzi (CCM), ha mantenido el control del país desde su independencia en 1961. Este prolongado dominio ha suscitado críticas sobre su estilo de gobierno autoritario. La consolidación del poder por parte de Hassan se ha hecho evidente, especialmente ante la creciente presión de figuras opositoras que claman por un cambio político en Tanzania.
El futuro bajo la presidencia de Hassan
Con su reciente victoria electoral, la presidenta Hassan parece dispuesta a continuar su agenda política, la cual ha sido marcada por una creciente represión de voces disidentes. La situación de los derechos humanos en Tanzania es motivo de preocupación. Organizaciones internacionales han señalado la urgencia de implementar reformas que aseguren un entorno electoral más justo y transparente.
La realidad en el país refleja la delicada línea entre la estabilidad política y la represión de la oposición. Mientras Hassan promueve su visión de unidad nacional, muchos tanzanos se muestran inquietos por las repercusiones de un gobierno que parece cada vez más dispuesto a silenciar la disidencia mediante la fuerza. Esta situación plantea interrogantes sobre el futuro político de Tanzania y la posibilidad de un diálogo constructivo entre el gobierno y sus críticos.




