Análisis de la expansión económica de China en Asia y su impacto en la política comercial de la administración Trump.

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La semana pasada, el presidente chino Xi Jinping hizo uso de una metáfora marítima para enfatizar la necesidad de colaboración en tiempos difíciles. Afirmó que «cuanto más bravas sean las aguas, más debemos remar juntos». Esta declaración cobró especial relevancia durante las recientes reuniones de la Apec y la Asean, donde se abordaron los desafíos económicos que enfrenta la región.
Estos problemas se agudizan en el contexto del creciente aislamiento de Estados Unidos, resultado de su enfoque proteccionista.
La administración de Trump ha optado por un enfoque centrado en la imposición de aranceles y en distanciarse de los acuerdos multilaterales.
En contraste, los países asiáticos, con China a la cabeza, han asumido un papel activo en la promoción de una mayor integración económica. Xi Jinping ha destacado la importancia de establecer un entorno regional propicio para el comercio y la inversión, afirmando que \»China no cerrará sus puertas al mundo exterior, sino que las abrirá aún más\». Este enfoque ha impulsado una notable reconfiguración de las relaciones comerciales en Asia.
Reacciones frente a la guerra comercial de EE.UU.
La guerra arancelaria iniciada por Trump ha tenido un impacto directo en el comercio entre China y Estados Unidos. Esta situación ha llevado a China a diversificar sus mercados, convirtiéndose en el principal socio comercial de la Asean desde la pandemia. Actualmente, más del 20% del comercio total de los países del sudeste asiático proviene de China, en contraste con aproximadamente el 10% que representa Estados Unidos. Este cambio en la dinámica comercial es notable, ya que se estima que este año los intercambios entre China y la Asean superarán el billón de dólares.
El impacto del proteccionismo en Asia
Los países emergentes de Asia están hallando en China un refugio ante las políticas proteccionistas de Estados Unidos. Según Inés Arco, investigadora del Cidob, «Asia ha sido la región que más se ha beneficiado de la globalización». Los intentos del expresidente Trump por negociar individualmente con naciones más vulnerables han, paradójicamente, fortalecido la unión entre los países asiáticos. Este nuevo consenso se ha evidenciado en declaraciones conjuntas de la Apec, donde se ha reafirmado la importancia de un entorno comercial que beneficie a todos.
Con el aumento de la tensión comercial, países como Corea del Sur y Japón buscan acercarse más a China y entre sí. El presidente coreano, Lee Jae Myung, ha subrayado la necesidad de fortalecer la cooperación en un entorno internacional que se vuelve cada vez más cambiante y desafiante.
La nueva realidad económica
A pesar de que Estados Unidos continúa siendo un líder mundial en sectores como la tecnología y la defensa, es innegable que el epicentro económico está cambiando hacia Asia. Según datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), se prevé que el comercio en la región Asia-Pacífico crezca un 5.8% anual, el doble de la tasa global. La participación de Asia en las solicitudes de patentes ha crecido notablemente. A principios de este siglo, representaba casi el 40%, y actualmente se sitúa en un 68.7% en el ámbito de las invenciones industriales, de acuerdo con la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
China como líder en manufactura
China se ha consolidado como el mayor exportador de automóviles a nivel mundial, capturando el 29% del valor añadido manufacturero global. Este crecimiento es especialmente notable en sectores avanzados como la electrónica y la química. Un estudio del ITIF advierte que la participación de Estados Unidos en la manufactura podría descender hasta un 11% hacia 2030, mientras que China podría alcanzar hasta un 45%. Esta posición dominante le permite a Pekín establecer las reglas del juego en un contexto de creciente dependencia global.
La reciente tregua entre Donald Trump y Xi Jinping, aunque celebrada, representa solo una pausa en un conflicto más amplio. La dependencia de Estados Unidos de las tierras raras chinas, que son esenciales para industrias clave como la tecnología y la defensa, pone de manifiesto las debilidades del país frente a su rival asiático. A pesar de las conversaciones, la realidad es que el equilibrio de poder está cambiando y la imagen de Estados Unidos en Asia se ha diluido notablemente.
Perspectivas sobre el futuro comercial
Las proyecciones indican que los países del sudeste asiático, miembros de la Asean, podrían escalar hasta convertirse en la cuarta economía global para el año 2030. Este crecimiento será impulsado por el aumento de su clase media. La situación actual refleja un cambio estratégico en el que la colaboración entre naciones asiáticas se vuelve esencial. A medida que estas economías se adaptan a los nuevos desafíos que plantea el proteccionismo de Estados Unidos, se observa una reconfiguración de alianzas y lazos comerciales para enfrentar un futuro incierto.
En este escenario, la búsqueda de acuerdos que promuevan el comercio y la inversión entre los países asiáticos, así como con China, será fundamental. Esto no solo ayudará a evitar las repercusiones de una posible guerra comercial a gran escala, sino que también fomentará un desarrollo sostenible en la región.




