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González Amador se declara víctima en el juicio contra el fiscal general

González Amador denuncia la filtración de un correo que ha devastado su vida social y económica.

En un giro inesperado de los acontecimientos, Alberto González Amador, empresario y pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, compareció ante el Tribunal Supremo. Durante su declaración, expuso que la filtración de un correo electrónico, supuestamente realizado por el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ha arruinado su vida personal y profesional.

González Amador se mostró desolado, afirmando que ha sido transformado en un ‘delincuente confeso’ debido a este escándalo.

El juicio, que se centra en la acusación de revelación de secretos contra el fiscal general, ha desatado un torbellino de emociones y tensiones.

A medida que avanza el proceso, el impacto emocional y social sobre González Amador se torna evidente. En su testimonio, aseguró que él es la verdadera víctima en esta controversia, mientras que otros, como el propio García Ortiz y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, continúan con sus vidas.

Las declaraciones de González Amador

Durante su intervención, que duró aproximadamente una hora y media, González Amador expuso su sufrimiento. “Me han destrozado la vida”, expresó con evidente desconsuelo. Afirmó que la filtración de su correspondencia privada ha aniquilado su presunción de inocencia y ha perjudicado su imagen pública de manera irreversible. Desde la publicación del correo, se le ha considerado un criminal y un defraudador, lo que ha tenido repercusiones devastadoras en su vida cotidiana.

El contexto de la filtración

El caso gira en torno a un correo electrónico enviado por el abogado de González Amador, Carlos Neira, al fiscal Julián Salto. En este correo, se reconocían ciertos delitos fiscales en un intento de alcanzar un acuerdo con la Agencia Tributaria. González Amador insistió que jamás autorizó a su abogado a enviar dicho correo y que no tenía conocimiento de su contenido. Esta revelación fue, según él, lo que destruyó su vida pública.

En el tribunal, González Amador expresó su frustración al recordar cómo, tras la filtración, el Gobierno comenzó a referirse a él como un “delincuente confeso”. Este cambio en su estatus social lo dejó en una situación de vulnerabilidad extrema, tanto a nivel jurídico como económico. “Estoy muerto jurídica, social y económicamente”, lamentó ante los jueces.

El testimonio de Miguel Ángel Rodríguez

El jefe de gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, también se presentó como testigo en el juicio. Su declaración buscó reforzar la idea de que González Amador es una víctima en esta situación. Rodríguez defendió la postura de su compañero, afirmando que él solo había intentado ayudar a González Amador a establecer un acuerdo con la Hacienda, sin tener éxito. “No es un delincuente, es un español que solo quería llegar a un acuerdo”, subrayó.

Las tensiones en el tribunal

El interrogatorio a Rodríguez fue tenso, especialmente cuando se le preguntó sobre sus insinuaciones de que el fiscal general había frustrado un acuerdo con González Amador. Rodríguez admitió que había difundido información sin verificar, alegando que se basó en su experiencia profesional. “No soy un notario”, reconoció, justificando su falta de precisión. Este tipo de testimonios ha añadido más combustible a un caso que ya es extremadamente volátil.

González Amador concluyó su intervención con un mensaje desesperado, afirmando que las consecuencias de esta situación lo han llevado a una encrucijada personal. “O me voy de España, o me suicido”, expresó, lo que provocó una respuesta cautelosa del magistrado, quien le recomendó hablar con su abogado antes de tomar decisiones drásticas.

Repercusiones del juicio

El juicio al fiscal general continúa siendo un tema candente en los medios de comunicación y en la opinión pública. La situación de González Amador ilustra la fragilidad de la presunción de inocencia en casos de alta exposición mediática. A medida que el proceso avanza, el impacto sobre la reputación y la vida de las personas involucradas está siendo examinado de cerca. La historia de González Amador plantea una crítica más amplia sobre la transparencia y la ética en la administración de justicia.

Este proceso no solo afecta a los individuos directamente involucrados, sino que también plantea preguntas importantes sobre cómo se manejan las filtraciones de información y el papel de los medios en la formación de juicios públicos. El desenlace de este caso podría tener repercusiones significativas en el futuro de la política y la justicia en España.


Contacto:
Roberto Conti

20 años en bienes raíces de lujo en Milán. Ha vivido boom, crisis y recuperación.

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