La microbiota intestinal desempeña un papel fundamental en nuestra salud general, influyendo en aspectos clave como el sistema inmunológico y el metabolismo. Su equilibrio es esencial para prevenir enfermedades y promover el bienestar integral.

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La salud general de una persona está profundamente interconectada con la microbiota intestinal, un conjunto de microorganismos que habitan en nuestro sistema digestivo. Este ecosistema microbiano, que incluye bacterias, virus y hongos, ha cobrado relevancia en los últimos años debido a su relación con diversas enfermedades digestivas, inmunitarias y metabólicas.
Según la especialista en salud intestinal Asun González, en el pódcast FullMúsculo, “la microbiota se relaciona en un 90% con todas las enfermedades”, lo que subraya su importancia en el funcionamiento del organismo.
Los desequilibrios en la microbiota pueden dar lugar a múltiples problemas de salud, y su origen a menudo se puede rastrear hasta alteraciones en el tránsito bacteriano.
Un ejemplo claro es el SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado), que ocurre cuando las bacterias del colon migran al intestino delgado debido a un mal funcionamiento de la válvula que separa ambas partes del intestino. Esta situación permite la proliferación de bacterias coliformes en un entorno donde no deberían estar presentes.
Factores que afectan la microbiota intestinal
Los desequilibrios en la microbiota no se limitan a la introducción de bacterias externas. A menudo, se deben al crecimiento excesivo de especies que ya residen en el intestino, como E. coli. Esta situación no se considera una infección, sino más bien un desequilibrio que puede ser desencadenado por diversos factores, como la dieta, el estilo de vida y el uso de ciertos medicamentos.
Desarrollo de la microbiota y su vulnerabilidad
El desarrollo adecuado de la microbiota intestinal es crucial y está influenciado por los primeros 1,000 días de vida. Elementos como el tipo de parto, la lactancia materna y el contacto con el entorno natural son determinantes en la formación de este ecosistema microbiano. González advierte que si este proceso no se lleva a cabo de manera óptima, “ya vamos a jugar un poco en desventaja” en nuestra salud futura.
A lo largo de la vida, la microbiota está expuesta a diversos factores que pueden comprometer su estabilidad. Medicamentos como el omeprazol, la ingesta regular de alimentos ultraprocesados, el consumo de refrescos, la exposición a microplásticos y la falta de contacto con espacios al aire libre son solo algunos de los elementos que pueden llevar a un estado de disbiosis. De hecho, la mayoría de las personas que llevan un estilo de vida occidental pueden experimentar desequilibrios en su microbiota.
El papel de los antibióticos y otros medicamentos
Los antibióticos son una de las principales causas de disbiosis, ya que su función es eliminar bacterias sin distinguir entre aquellas que son beneficiosas y las que son perjudiciales. En el caso del SIBO, el uso recurrente de antibióticos puede agravar aún más la condición, ya que estos tratamientos pueden alterar la flora bacteriana natural del intestino. Además, otros fármacos que afectan la motilidad intestinal, como ciertos analgésicos, pueden contribuir a empeorar la situación.
La complejidad de la relación entre microbiota y enfermedades
La conexión entre la microbiota intestinal y las enfermedades es intrincada. González enfatiza que “no quiere decir que sea la causa” en todos los casos, ya que, en ocasiones, el desequilibrio microbiano puede ser un efecto o un agravante de condiciones preexistentes. Por lo tanto, entender esta relación es fundamental para abordar problemas de salud de manera integral.
La microbiota intestinal es un componente esencial del bienestar humano. Su desarrollo y mantenimiento dependen de una serie de factores desde el nacimiento y a lo largo de la vida. Proteger y fomentar una microbiota saludable es clave para prevenir una amplia gama de trastornos y mejorar nuestra calidad de vida.



