A las puertas del otoño, el frío ya asoma la naricilla, y con él llegan las temidos resfriados.
Frente a las gripes de invierno poco podemos hacer, excepto cuidarnos un poquito y ponernos la vacuna, un buen escudo que, oh sorpresa, también nos protege de sufrir un ataque cardíaco.
Como suele bromearse, si te medicas la gripe dura o siete días, y si no lo haces, entonces una semana.
Pero contraerla no siempre es algo sin importancia: también puede agravarse hasta convertirse en una pulmonía que acabe con la vida de personas débiles, mayores o enfermos crónicos.
Es decir, la llamada población vulnerable, a la que se les viene aconsejando no dejar de vacunarse contra este virus estacional.
A partir de ahora, hay una nueva razón para hacerlo: la investigación muestra que la vacuna contra esta típica gripe reduce el riesgo de un ataque al corazón en casi un cuarto.
Los científicos dicen que los organismos protegidos contra la gripe de invierno son menos propensos a desarrollar infecciones pulmonares, que pueden acabar provocando ataques al corazón.
Para llegar a esta conclusión, se evaluaron a casi 80.
000 pacientes mayores de 40 años, la mitad de los cuales habían sido vacunados contra la gripe estacional normal.
Y éste fue el resultado: los vacunados rebajaron notablemente sus probabilidades de sufrir un ataque al corazón.
Los científicos también descubrieron que conviene vacunarse cuanto antes para maximizar esta protección cardíaca: mucho mejor en septiembre, octubre o la primera quincena de noviembre logró una protección de un 21% de probabilidades frente a un ataque cardiaco.
Por el contrario, los que lo había hecho en diciembre, enero o febrero, en el apogeo de la gripe, sólo lograron reducir el riesgo en un 12%.
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