La piel muerta que desechamos a diario –cerca de 500 millones de células de la piel- puede limpiar el aire.
Casi parece una contradicción, pero eso asegura una investigación estadounidense publicada en Environmental Science & Technology.
La clave es de qué lo limpia: el aceite asociado con las células muertas de la piel, escualeno, reduce el nivel de ozono contaminante entre 2% y 15%.
Charles Weschler, un químico de la Universidad de Medicina y Odontología de Nueva Jersey, y sus colegas, recogieron polvo de las superficies, excepto el suelo, no piso en 500 habitaciones y 151 centros de guardería en Dinamarca y lo analizaron para escualeno y colesterol, otro aceite asociado con la piel.
Casi todas las muestras contenían una gran proporción de escualeno y colesterol, lo que sugiere que las partículas de piel humana constituyen la mayor parte del polvo que se deposita en las superficies interiores.
Sin embargo, mientras que las células de la piel contienen más escualeno que colesterol, sucede lo contrario en el polvo.
Eso podría deberse a que el ozono en los edificios está absorbiendo el escualeno y como resultado de esa reacción, el nivel de ozono es reducido.
El ozono se forma por reacciones entre los contaminantes emitidos por los automóviles, la industria y otras fuentes.
Como es sabido, en la atmósfera protege a la Tierra de la radiación, pero en la superficie puede ser dañino para nuestra salud.
Así, su reducción en los ambientes cerrados debería ser positiva.
No obstante, los subproductos producidos a partir de las reacciones entre la piel y el ozono son fuertes irritantes pulmonares.
De allí que Weschler advierta que, aunque su presencia reduzca el ozono, hay que limpiar nuestros residuos dérmicos: si bien es bueno que el polvo consuma el ozono, debemos seguir limpiando, pues las escamas de piel mudadas por una persona pueden ser causa de alergia para otra.
Un dato curioso: el escualeno, que es elaborado por el hígado y circula por la sangre, se añade a las vacunas para aumentar su inmunogenicidad.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, algunas personas han intentado relacionar los problemas de salud de los veteranos de la Guerra del Golfo con la posible presencia de escualeno en las vacunas que se les administraron:Un informe publicado sugería que algunos veteranos que habían sido vacunados contra el carbunco generaron anticuerpos antiescualeno y que dichos anticuerpos les causaron discapacidades.
Ahora se sabe que las vacunas administradas a estos veteranos no contenían escualeno y se han publicado artículos que describen las deficiencias técnicas del informe que sugería la asociación mencionada.
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