De acuerdo con los expertos, sólo quedan 350 grullas blancas en el mundo.
Quizá despierten en el gran público menos interés que los osos panda o los tigres, pero hay un rincón en Estados Unidos en el que se las quiere tanto, que cada invierno se las ayuda a completar su migración desde el Norte.
El método es más bien ortopédico: un avión ultraligero las guía hasta los refugios de vida silvestre del estado de Florida.
Cada año, los pilotos de la asociación sin fines de lucro Operación Migración usan sus aviones ultraligeros para llevar una nueva bandada de aves jóvenes desde Wisconsin, al norte, hasta a dos refugios de fauna silvestre de Florida, al sur.
Los representantes de la asociación dicen que no había ni una sola grulla en el Este de Estados Unidos cuando comenzaron el proyecto, en 2001.
Todo lo que las grullas necesitaban, según Sarah Zamorsky, bióloga de la Fundación Internacional Grulla, era que se les mostrase la ruta hacia el sur una vez.
Que fuese un ultraliviano o un ave vieja era secundario, como el éxito de la operación, cuyo momento álgido podéis ver en el vídeo después del salto, ha hecho evidente.
El camino de regreso cada primavera ya lo conocen.
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