A medida que se acerca la cita de Copenhague, el cruce de informaciones se incrementa.
La tendencia, además, no parece ser positiva.
Naciones Unidas, que hasta ahora era el único actor involucrado en la COP15 que parecía mantener un perfil esperanzador, ha admitido públicamente que conseguir un acuerdo jurídicamente vinculante sobre el cambio climático tal vez no se logre este año.
Se trata de una confesión privada de algunos funcionarios de la organización que ha llegado hasta la redacción de Reuters.
Tal vez lo más que podamos esperar de las negociaciones de diciembre en la capital danesa sea una declaración política no vinculante.
El asesor sobre cambio climático del secretario general, Janos Pasztor, ha dejado claro que se están preparando para las conversaciones post-Copenhague.
El cambio climático no va a ser resuelto en Copenhague, ha dicho Pasztor.
Es una realidad de la que la ONU siempre ha sido consciente.
Es un problema a largo plazo que tardará en resolverse muchos años, si no décadas.
Copenhague es sólo un hito, uno en el que Estados Unidos tiene una importancia fundamental.
De ahí que Pasztor encuentre preocupante el resultado de una encuesta realizada recientemente en Estados Unidos: los ciudadanos de ese país no están convencidos de que la amenaza planteada por el calentamiento global que provocan las emisiones de carbono estén afectando al planeta de forma tan grave.
Barack Obama ha expresado su apoyo al establecimiento de límites obligatorios de emisiones de carbono.
Pero el proyecto de legislación estadounidense sobre cambio climático todavía no está listo para su aprobación, algo crucial para lograr un acuerdo global sobre la lucha contra el calentamiento global.
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