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Compartir es ahorrar energía

¿Buscas maneras románticas para contribuir a un planeta más limpio? Pues estás en la pista correcta: porque nada como compartir para ahorrar energía y contaminar menos.
Así que ya sabes, si no vives en familia, vete a vivir con tu amante o con amigos, sé generoso, comparte las cosas y , sobre todo, nunca te metas solo en la ducha o la bañera.

Actividades tan placenteras como ducharse o bañarse en buena compañía, acurrucarse en el sofá y ver la televisión juntos no sólo nos llena de endorfinas (las hormonas de la felicidad)… sino que constituyen todo un pequeño-gran gesto por el medio ambiente.

Ya lo decía Paloma Sanbasilio en su canción Juntos… que bien podría ser elegida como himno ecológico del buen compartir, excepto,claro está, por la inoportuna estrofa del “fumando un cigarrillo a medias”.
Pero no te hagas demasiadas ilusiones, que compartir no siempre es un gesto verde.
Y si no que se lo digan al Vaticano, que no está por la labor de bendecir las pastillas anticonceptivas, y las embiste con todo tipo de argumentos.

El último: la píldora contamina el medio ambiente.
En fin, fuera de bromas, ni que decir tiene que el consumismo loco y cualquier otra práctica contaminante lo será mucho más si se hace en pareja o en grupo, pero no hablamos de esto, sino de la gran cantidad de energía que podría ahorrarse compartiendo otro tipo de cosas, sobre todo en los hogares.
Ya sugerimos intentar compartir entre hermanos calculadoras, grapadoras, etc.
, pero este es tan sólo un pequeñísimo ejemplo del ahorro económico y energético que podemos conseguir.
Y, como contraejemplo, también hemos hablado de cómo el divorcio contribuye al cambio climático.
Las cifras cantan: según un estudio reciente en USA, si todas las parejas divorciadas en este país hubieran permanecido juntos, sólo en 2005 se habrían utilizado 2373 mil millones de litros menos de agua y 73 millones de kilovatios-hora menos electricidad.
El divorcio, junto con la desaparición de la familia extensa, está ayudando a impulsar el crecimiento en el número de hogares.
Pero no hay que obsesionarse con esto, porque tampoco se trata de casarse, seguir casado o de compartir techo con los padres hasta la vejez tan sólo por salvar el planeta.
Y, no lo olvides, además de todas estas sugerencias hogareñas, siempre existe la posibilidad de compartir entre amigos un montón de cosas.
Así, fuera de casa también puedes seguir compartiendo.
Por ejemplo, tu coche o el ascensor, intenta encontrar a alguien que haga el mismo viaje que tú.
Y si no tienes que conducir todos los días, quizás tu conciencia ecológica te haga plantearte prescindir de tu coche y empezar a darle a los pedales de la bici.
Cuando necesites el coche puedes alquilarlo, seguro que así conduces mucho menos.
Vía

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