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Desmitificando el consumo de grasas: lo que realmente importa

Analizamos la controversia en torno a las grasas en la dieta moderna y lo que realmente importa para nuestra salud.

La discusión sobre el consumo de grasas en nuestra dieta ha estado en la mira durante años, especialmente en un momento en que las enfermedades metabólicas parecen multiplicarse. Pero, ¿realmente son las grasas saturadas el principal villano en esta historia? Algunos nutricionistas sugieren que el verdadero problema puede estar en otros tipos de lípidos que inundan los alimentos procesados que consumimos a diario.

¿No te parece curioso?

La narrativa en torno a las grasas saturadas

Juan Bola, un nutricionista especializado en salud metabólica, no se queda callado ante la demonización de las grasas tradicionales. Durante una reciente entrevista, subrayó que lo que hemos consumido durante millones de años no es dañino; de hecho, es esencial para nuestra salud.

Su crítica se enfoca en los aceites industriales modernos, como los de girasol y canola, que se han vuelto omnipresentes en nuestros supermercados.

Bola sostiene que las grasas que nuestros ancestros consumían, provenientes de fuentes naturales como el aceite de oliva, la manteca de cerdo y el tocino, son mucho más saludables que las grasas procesadas que hoy en día abundan. Y es que estas últimas, a menudo vistas como más económicas, no solo han desplazado a las grasas saludables, sino que también pueden contribuir a inflaciones y otros problemas de salud debido a sus propiedades oxidativas. ¿No te parece que es hora de replantearnos lo que hay en nuestro plato?

El crecimiento del consumo de aceites de semillas

Los números son reveladores: el consumo de sodio, colesterol y grasas saturadas ha permanecido relativamente estable desde los años 70 hasta 2020. Sin embargo, lo que ha crecido de manera alarmante es la ingesta de aceites de semilla. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿está la narrativa que asocia la salud metabólica con la reducción de grasas saturadas desviándonos del verdadero problema?

Bola resalta que estos aceites, que han llegado a nuestro mercado a través de procesos industriales complejos, no existían hace más de un siglo. Su extracción implica técnicas que pueden comprometer su calidad nutricional, convirtiéndolos en opciones menos saludables. En contraposición, las grasas de origen animal y de fuentes como el coco y el aceite de oliva han sido parte de nuestra dieta durante milenios, y su consumo podría ser más beneficioso para nuestro bienestar. ¿No te gustaría saber más sobre lo que realmente nutre tu cuerpo?

Lecciones para un enfoque más saludable

En este contexto, es vital que los consumidores aprendan a diferenciar entre grasas saludables y aquellas que pueden ser perjudiciales. La educación nutricional debe incluir una discusión honesta sobre los diferentes tipos de grasas y sus efectos en nuestro organismo. En lugar de seguir modas dietéticas basadas en mitos, es clave adoptar un enfoque fundamentado en la evidencia que priorice la calidad de los alimentos que elegimos consumir.

Los emprendedores en el ámbito de la salud y la nutrición deben ser conscientes de la importancia de ofrecer productos que se alineen con este conocimiento. La sostenibilidad del negocio se fortalecerá al centrarse en la educación del consumidor y la transparencia sobre los ingredientes que contienen los productos alimenticios. A medida que crece la conciencia sobre la salud metabólica, se abre una puerta para innovar en el mercado con opciones más saludables y menos procesadas. ¿Estás listo para hacer cambios en tu alimentación?


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