La falta de un mecanismo efectivo de respuesta ante emergencias en España pone en evidencia la incompetencia gubernamental.

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En tiempos de crisis, como los que enfrenta España en la actualidad, es vital preguntarnos: ¿realmente está el Gobierno a la altura de las circunstancias cuando se trata de gestionar emergencias? La vicesecretaria de Regeneración Institucional del PP, Cuca Gamarra, no ha dudado en criticar la gestión del Sistema Nacional de Prevención de Protección Civil.
Según ella, este sistema ha sido prácticamente desmantelado por el Gobierno de Pedro Sánchez en los últimos siete años. Pero más allá de las declaraciones políticas, es necesario mirar más de cerca los datos y la realidad que respaldan estas afirmaciones.
El abandono del Sistema Nacional de Protección Civil
Gamarra ha puesto el dedo en la llaga al señalar que el Gobierno ha reducido de manera drástica las capacidades aéreas para la extinción de incendios. Pero, ¿qué significa esto en la práctica? Estos recortes no solo afectan la respuesta inmediata a crisis como los incendios forestales, sino que también revelan una alarmante falta de planificación y preparación por parte de las autoridades. Al afirmar que “fracasamos cuando más hace falta”, Gamarra toca un punto esencial: la preparación es clave para afrontar emergencias. Si no contamos con un sistema robusto y bien equipado, responder a una crisis se convierte en una tarea casi imposible.
Al examinar los números que respaldan estas afirmaciones, el Tribunal de Cuentas ha indicado que de los 18 aviones disponibles para la extinción de incendios, 8 ya están obsoletos. En un momento en que la capacidad de respuesta es crucial, parece que el Gobierno no ha priorizado la renovación de sus recursos aéreos. ¿Qué tipo de planificación estratégica ha estado llevando a cabo el Ejecutivo en los últimos años? La respuesta, como se puede observar, es preocupante.
La falta de un mecanismo eficaz de respuesta
Uno de los puntos más críticos que ha señalado Gamarra es la ausencia de un mecanismo nacional de respuesta a emergencias, una herramienta que sí existe en otros países europeos. “Fracasamos porque no tenemos un mecanismo nacional”, afirma, lo que plantea serias dudas sobre la preparación del Estado para enfrentar crisis. Sin un sistema que permita activar recursos de manera rápida y eficiente, cualquier emergencia se transforma en un reto monumental que puede costar vidas y recursos.
La crítica también se extiende al Plan Nacional de Emergencias, el cual, según Gamarra, no está actualizado a la legislación vigente. Esta falta de actualización indica que el Gobierno no está cumpliendo con su deber de proteger a los ciudadanos. La responsabilidad recae, sin duda, en quienes ocupan posiciones de poder. Si no se toman en serio la creación y actualización de planes de emergencia, el resultado será una gestión deficiente en momentos críticos.
Lecciones aprendidas y próximos pasos
La situación actual debería ser un llamado de atención para todos aquellos que están al frente de la gestión pública. En un contexto donde las emergencias y los cambios climáticos son cada vez más frecuentes, la respuesta del Gobierno debe ser proactiva, no reactiva. Las lecciones que se desprenden de esta crítica son claras: es imperativo que los gobiernos se preparen adecuadamente, inviertan en recursos y establezcan mecanismos de respuesta efectivos.
Para los fundadores de startups y los responsables de gestión en empresas, esto se traduce en la necesidad de una planificación rigurosa y de una estrategia basada en datos. Ignorar la importancia de la preparación puede llevar a fracasos costosos y a una pérdida de confianza por parte de los ciudadanos o consumidores.
Es fundamental que quienes están al mando comprendan que la preparación no es un gasto, sino una inversión en la seguridad y el bienestar de la población. En tiempos de crisis, la eficacia de la respuesta del Gobierno puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso. Y, como hemos visto en este caso, la falta de acción puede tener consecuencias devastadoras.