La nueva vicepresidenta de la FIP, María José López Pinto, resalta el rol fundamental de la farmacia en la atención al paciente y la salud pública.

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La reciente designación de la doctora María José López Pinto como vicepresidenta de la Federación Internacional Farmacéutica (FIP) plantea una pregunta crucial: ¿Estamos realmente aprovechando el potencial de la farmacia en la atención sanitaria? Este nombramiento no es solo un reconocimiento a la trayectoria de López Pinto, sino también una oportunidad para reflexionar sobre cómo la farmacia puede transformar la salud pública a nivel global.
El impacto de la farmacia en los sistemas de salud
Durante el congreso anual de la FIP en Brisbane, López Pinto subrayó el papel esencial de la farmacia comunitaria en la prevención de enfermedades y la educación sanitaria. Este enfoque no es trivial; los datos indican que la integración de los farmacéuticos en los equipos de atención sanitaria puede reducir significativamente las tasas de hospitalización y mejorar el cumplimiento del tratamiento.
La farmacia, como punto de acceso a servicios de salud, debe ser vista como un recurso estratégico en la lucha contra problemas de salud pública como la diabetes y la hipertensión.
Sin embargo, hemos visto que muchas iniciativas fracasan por no entender las necesidades reales de la población. He observado, en mi experiencia, que el exceso de enfoque en la tecnología sin una base sólida en el product-market fit puede conducir a un alto churn rate y a un burn rate insostenible. Es esencial que la farmacia evolucione para adaptarse a las demandas cambiantes de los pacientes, incorporando servicios que realmente les aporten valor.
Desafíos y oportunidades en la formación continua
López Pinto también enfatizó la necesidad de impulsar la formación continua de los farmacéuticos. Este es un punto crítico: la innovación y la digitalización no son solo tendencias de moda, sino que deben ser el núcleo de la estrategia de cualquier farmacia moderna. La formación en el uso de nuevas tecnologías y en la atención centrada en el paciente puede mejorar notablemente la LTV (valor del tiempo de vida del cliente) de los servicios farmacéuticos.
He visto demasiadas startups fracasar por no invertir en la capacitación de su equipo. La formación continua no solo mejora la calidad del servicio, sino que también fortalece la confianza del paciente en el sistema de salud. En este sentido, la farmacia debe ser proactiva en la colaboración con otros profesionales sanitarios para ofrecer un enfoque integral en la atención al paciente.
Lecciones para el futuro de la farmacia
El nombramiento de López Pinto es un paso hacia un reconocimiento más amplio del rol de la farmacia en la salud pública. Sin embargo, este reconocimiento debe ir acompañado de acciones concretas. Es fundamental que se establezcan políticas que promuevan la colaboración interprofesional y que se reconozca el valor que aportan los farmacéuticos en los equipos de salud.
En resumen, la farmacia tiene el potencial de ser un pilar fundamental en los sistemas de salud, pero para lograrlo, es necesario un compromiso real con la formación, la innovación y la adaptación a las necesidades de los pacientes. Los datos de crecimiento en el sector farmacéutico muestran una tendencia positiva cuando se implementan estas estrategias. Como profesionales de la salud, debemos trabajar juntos para garantizar que este potencial se materialice en beneficios tangibles para la población.