Desentrañando la tormenta política tras el discurso del Rey Felipe VI sobre Gaza.

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En las primeras horas de la mañana, un destacado miembro del partido de extrema derecha Vox, Alvise Pérez, utilizó su cuenta de Telegram, donde cuenta con más de 648,000 suscriptores. Compartió una fotografía de Pedro Sánchez junto al rey Felipe VI en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, sugiriendo una camaradería entre ambos líderes.
Sin embargo, esta imagen fue malinterpretada, ya que fue tomada un día antes del discurso del Rey, que respaldó la política internacional de Sánchez. La respuesta inmediata de sus seguidores fue rápida y llena de vitriolo.
Los comentarios no tardaron en llegar, muchos de ellos cargados de críticas severas, incluyendo emojis de desaprobación y una serie de comentarios despectivos.
Un usuario manifestó su desdén, afirmando: “Tienen a España secuestrada”. Otro comentó: “Una imagen vale más que mil palabras”. Otros fueron más allá, sugiriendo una conspiración que involucraba al Rey, insinuando que estaba comprometido o manipulado por Sánchez.
Discurso Real en el Ojo del Huracán
Los líderes de Vox, resonando con los sentimientos de los seguidores de Pérez, condenaron con vehemencia el discurso de 20 minutos que el Rey ofreció en la ONU, en particular sus comentarios sobre la situación humanitaria en Gaza. Durante su alocución, Felipe VI enfatizó la necesidad de actuar frente a la devastación en curso, definiendo la situación como una “masacre”, sin recurrir al término genocidio, una elección que divergía del lenguaje utilizado por el gobierno español en las últimas semanas.
“No podemos permanecer en silencio ni cerrar los ojos ante la destrucción, los bombardeos, incluso de hospitales y escuelas, o el desplazamiento forzado de cientos de miles”, afirmó el Rey. Sus palabras fueron un llamado a la conciencia de la comunidad internacional, catalogando las acciones en Gaza como “abhorrentas” y una ofensa a la humanidad.
Perspectivas Divergentes
El discurso, elaborado en consulta entre el gobierno español y la casa real, notablemente excluyó el término genocidio, una decisión que, según se informa, fue tomada por el Palacio Real. Esta omisión no pasó desapercibida para los miembros de Vox, incluyendo a Hermann Tertsch, quien calificó la intervención como un “panfleto socialista globalista” y acusó a Sánchez de socavar la monarquía con tal retórica. Tertsch expresó su frustración en una publicación que atrajo considerable atención, avivando aún más el debate.
Tras el discurso, Juan Carlos Girauta, exmiembro de Ciudadanos y actual europarlamentario de Vox, articuló en un artículo para El Debate que Sánchez había puesto una “trampa” al Rey Felipe VI, obligándolo a defender lo indefendible. Esta perspectiva refleja un sentimiento más amplio dentro de Vox que ve a la monarquía como comprometida por su asociación con el gobierno actual.
Reacciones desde los Extremos
A medida que el discurso del Rey evolucionaba, las plataformas de redes sociales se convirtieron en un campo de batalla para la crítica. El término “Felpudo”, un apodo despectivo para el Rey, resurgió con fuerza, especialmente entre los círculos de derecha. Este insulto ganó fuerza tras las decisiones controvertidas del gobierno en los últimos años, como los indultos a líderes separatistas y el respaldo del Rey a los intentos de Sánchez de formar gobierno tras elecciones fallidas.
Incluso Ignacio Arsuaga, presidente de la organización ultraconservadora Hazte Oír, se pronunció, declarando su decepción con la supuesta sumisión del Rey ante Sánchez. “Es como si Su Majestad Felipe VI hubiera sido secuestrado por Sánchez”, lamentó en redes sociales, reflejando las frustraciones expresadas por muchos en el espectro de la extrema derecha.
El Panorama Político
Esta reacción tanto de Vox como de Hazte Oír subraya una importante fractura dentro de la política española, especialmente en lo que respecta al papel de la monarquía y su alineación con la administración actual. En un momento de creciente polarización, las declaraciones del Rey sobre Gaza se han convertido en un punto focal para críticas dirigidas no solo hacia él, sino también hacia las implicaciones políticas más amplias de su discurso.
A medida que el debate continúa, surgen interrogantes sobre el futuro de la monarquía en España y su relación con el partido gobernante. ¿Encontrará la monarquía una forma de navegar estas aguas turbulentas, o se convertirá en un blanco más para los sectores políticos que buscan socavar su autoridad?