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Explorando la longevidad a través de la vida de María Branyas: lecciones y secretos de una centenaria

Descubre los elementos fascinantes que han contribuido a la extraordinaria longevidad y salud de María Branyas.

María Branyas, reconocida como la persona más longeva del mundo hasta su fallecimiento en 2023 a los 117 años, ha despertado el interés de científicos y entusiastas de la salud. Su extraordinaria trayectoria vital ha llevado a investigadores, como la genetista Icíar Fernández, a indagar en los complejos factores que le permitieron alcanzar una edad tan notable.

El estudio de la vida de Branyas no solo revela predisposiciones genéticas, sino también elecciones de estilo de vida que contribuyeron de manera significativa a su longevidad.

Perspectivas genéticas y bioquímicas

Tras su fallecimiento, se llevó a cabo un análisis exhaustivo para explorar las variables genéticas, metabólicas y microbianas que caracterizaban la salud de Branyas.

Los investigadores estudiaron diversas muestras biológicas, como sangre, saliva, orina y heces, y las compararon con las de otras mujeres de diferentes edades en su región. Este meticuloso enfoque permitió a los científicos diferenciar entre los procesos naturales de envejecimiento y los factores que contribuyeron a su destacada salud.

Telómeros y variaciones genéticas

Uno de los hallazgos más sorprendentes del análisis fue que Branyas presentaba telómeros inusualmente cortos. Estos son los protectores en los extremos de los cromosomas, comúnmente asociados con el envejecimiento y la susceptibilidad a enfermedades. A pesar de que los telómeros cortos suelen estar vinculados a problemas de salud, los investigadores plantearon la hipótesis de que, en el caso de Branyas, podrían haber ejercido un papel protector contra condiciones como el cáncer al limitar la división celular descontrolada.

Además, su genoma mostró variaciones asociadas con un menor riesgo de enfermedad de Alzheimer, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Estos marcadores genéticos también se observan en organismos conocidos por su longevidad, como C. elegans y Drosophila melanogaster.

Marcadores bioquímicos de salud

El perfil bioquímico de María Branyas es, sin duda, impresionante. Presenta niveles elevados de colesterol HDL, conocido como el colesterol «bueno», y bajos niveles de colesterol LDL, considerado el colesterol «malo». Además, sus marcadores de inflamación crónica son notablemente bajos. Lo más curioso es que su edad biológica, determinada por relojes epigenéticos, sugiere que es biológicamente más joven que su edad cronológica, lo que refuerza la idea de su excepcional estado de salud.

El papel de la dieta y el estilo de vida

Aunque la genética juega un papel crucial en la longevidad, las decisiones de estilo de vida que tomó Branyas son igualmente significativas. Uno de los aspectos más destacados de su rutina diaria fue su dieta, especialmente su consumo de tres yogures al día. Estos hábitos alimenticios estaban alineados con los principios de la dieta mediterránea, conocida por sus beneficios para la salud y su asociación con una vida más larga. El análisis de su salud intestinal reveló una sorprendente abundancia de Bifidobacterium, una bacteria beneficiosa que tiende a disminuir con la edad.

Compromiso social y curiosidad intelectual

Más allá de sus elecciones alimenticias, Branyas disfrutó de una vida social activa. Participaba en actividades como la lectura, la música y el cultivo de su curiosidad intelectual. Estos aspectos son elementos esenciales de un estilo de vida saludable, que contribuyen al bienestar y la longevidad. Fernández subrayó que alcanzar una longevidad extrema no depende únicamente de la genética; también es necesario adoptar buenos hábitos, mantener una dieta equilibrada, realizar actividad física, fomentar interacciones sociales y tener una mente inquisitiva.

Reflexiones sobre la longevidad

Icíar Fernández destaca que, aunque no todos aspiren a alcanzar los 117 años, las lecciones aprendidas del estudio de María Branyas son valiosas para vivir de manera más saludable. La interacción entre la genética, las decisiones de estilo de vida y el compromiso social proporciona una visión integral de los factores que influyen en la longevidad. Adoptando prácticas similares, las personas pueden mejorar su calidad de vida y aumentar las posibilidades de disfrutar de una existencia más larga y saludable.


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