Una visión profunda sobre el sufrimiento de los palestinos que viven en el epicentro del conflicto.

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El conflicto en Gaza ha generado un sufrimiento profundo entre sus habitantes, quienes se encuentran atrapados entre la violencia y la dura realidad del hambre. Mientras líderes internacionales discuten posibles acuerdos de paz, el impacto en familias como la de Ali Musa al Dibs es desgarrador.
Su hijo Musab permanece en coma tras resultar gravemente herido durante un bombardeo israelí. Con apenas 14 años, Musab no solo es una víctima de la guerra; representa la desesperada situación de innumerables gazatíes que enfrentan la hambruna y crisis médicas.
A medida que el conflicto se acerca a su segundo aniversario, residentes como Al Dibs han tenido que desplazarse en múltiples ocasiones, buscando refugio de los constantes bombardeos. Recuerda un tiempo en el que sus vidas eran «más o menos felices» antes de que la situación se intensificara el 7 de octubre de 2023. Ahora, su familia consume comidas escasas, a menudo solo pan sin otro tipo de alimento, lo que resalta la grave escasez alimentaria agravada por acciones políticas.
Las luchas diarias de las familias gazatíes
Ali Musa al Dibs comenta que su familia sobrevive con una sola comida al día, que suele ser solo pan básico, mientras los precios de los alimentos se disparan fuera de su alcance. La falta de nutrientes esenciales es crítica para Musab, cuya salud se deteriora por la carencia de vitaminas y proteínas. Al Dibs lamenta la ausencia de carne, pescado y huevos en su dieta, y se ve obligado a mezclar las pocas verduras que puede encontrar para alimentar a su hijo. La situación humanitaria ha empeorado tanto que la ONU ha declarado un estado de hambruna en la región.
Los efectos de la guerra en la salud mental
Fidaa al Araj, psicóloga y madre de seis, describe el impacto que la guerra ha tenido en las familias. Tras huir de su hogar, ahora coordina esfuerzos de seguridad alimentaria para Oxfam en Gaza. Al Araj refleja la sensación surrealista de estar atrapada en un bucle temporal, donde la vida diaria se ha reducido a sobrevivir a un genocidio. Sus sueños revelan su anhelo de normalidad, imaginando a menudo comodidades simples como un grifo que funcione o una puerta que pueda abrir y cerrar a voluntad.
Este sueño de normalidad contrasta drásticamente con la realidad de cocinar en un horno de barro tradicional, una habilidad que nunca imaginó necesitar. La narrativa de Al Araj muestra la capacidad de adaptación necesaria para sobrevivir en tales condiciones, donde incluso las habilidades de supervivencia más básicas se convierten en una necesidad, demostrando cómo el conflicto transforma las vidas personales.
Las implicaciones más amplias del conflicto
La crisis humanitaria en curso afecta a más de dos millones de residentes en Gaza, muchos de los cuales experimentan desplazamiento y pérdida. Datos de diversas organizaciones indican un número alarmante de víctimas, con estimaciones que sugieren que más de 67,000 personas han perdido la vida, principalmente mujeres y niños. El término genocidio se utiliza cada vez más por organismos internacionales para caracterizar la magnitud de la violencia que enfrentan los gazatíes, quienes lidian con amenazas constantes a su existencia.
Comparando conflictos globales
En términos de bajas civiles, la situación en Gaza destaca notablemente en comparación con otros conflictos globales. Según Therese Pettersson, analista senior de la Universidad de Uppsala, el porcentaje de muertes civiles en Gaza podría ser tan alto como el 80%. Esta cifra se alinea con reportes que indican que alrededor del 94% de las fatalidades desde marzo de 2024 han sido civiles. Tales estadísticas trazan paralelismos con otras atrocidades bien documentadas en la historia, resaltando la magnitud del sufrimiento en Gaza.
La falta de refugios seguros para los residentes sigue exacerbando la crisis. Con la mayoría de la población desplazada en múltiples ocasiones, muchos han perdido completamente sus hogares, lo que ha llevado a una saturación en los refugios y a una escasez extrema de necesidades básicas. La ONU estima que el 92% de los edificios residenciales han sido dañados o destruidos desde el inicio del conflicto. Esta destrucción ha afectado no solo la infraestructura física, sino que también ha impactado profundamente el tejido social de la sociedad gazatí.
Esperanza en medio de la desesperación
A pesar de los abrumadores desafíos, surgen historias de resiliencia. Jóvenes como Hassan Abo Qamar expresan su deseo de continuar con su educación y aspiran a cambiar sus circunstancias. A sus 18 años, Hassan ha visto a amigos y familiares afectados por la violencia, pero se mantiene decidido a estudiar ingeniería, considerando la educación como un medio para combatir la opresión a través del conocimiento.
No obstante, existen narrativas contrastantes, como la de Mohammed, un periodista separado de su familia que ahora reside en El Cairo. Su anhelo por su esposa e hijos revela el costo emocional del conflicto, donde la búsqueda de supervivencia a menudo sacrifica los lazos familiares. La historia de Mohammed enfatiza la carga psicológica que llevan aquellos que han quedado atrás mientras navegan por las complejidades de la vida diaria en medio del conflicto.
A medida que el conflicto se acerca a su segundo aniversario, residentes como Al Dibs han tenido que desplazarse en múltiples ocasiones, buscando refugio de los constantes bombardeos. Recuerda un tiempo en el que sus vidas eran «más o menos felices» antes de que la situación se intensificara el 7 de octubre de 2023. Ahora, su familia consume comidas escasas, a menudo solo pan sin otro tipo de alimento, lo que resalta la grave escasez alimentaria agravada por acciones políticas.0